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Las tres claves del futuro de Ceuta y Melilla: Schengen, aduanas y regiones ultraperiféricas de la UE

Todo depende del Gobierno de España, que es quien debe iniciar los procesos, aunque le cueste un deterioro de las relaciones con Marruecos.

Todo depende del Gobierno de España, que es quien debe iniciar los procesos, aunque le cueste un deterioro de las relaciones con Marruecos.
El eurodiputados Jordi Cañas junto a los presidente de Ceuta (Juan Manuel Vivas) y Melilla (Eduardo de Castro) | Ciudadanos Parl. UE

La ubicación geográfica de las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla supone un hecho diferencial para estas poblaciones tanto en su relación entre ellas como con el resto de España. Y también, desde el ingreso de nuestro país en la Unión Europea (UE) a mediados de los años ochenta, con el resto de territorios de la unión. Una relación marcada casi siempre por la lejanía, el desconocimiento y la alargada sombra de Marruecos y su influencia.

Un año después del ataque híbrido lanzado por el régimen del sátrapa marroquí contra Ceuta, que se plasmó en una oleada migratoria sin precedentes de casi 10.000 inmigrantes ilegales -lo que supuso un aumento poblacional del 12 por ciento en cuestión de horas-, se ha presentado en el Parlamento Europeo el informe "Ceuta y Melilla: más España, más Europa", un análisis sobre los cambios clave que deberían vivir en el futuro ambas ciudades.

Impulsado por Jordi Cañas, el eurodiputado de Ciudadanos que promovió la resolución europea de condena a Marruecos por ese ataque híbrido, y apoyado tanto por el presidente de Ceuta, Juan Manuel Vivas (PP), como por su homólogo de Melilla, Eduardo de Castro (Ciudadanos), que se han desplazado expresamente a Bruselas, supone el inicio de un debate estratégico sobre lo que deben hacer ambas ciudades.

El documento, con una extensión de 124 páginas y elaborado por la consultora Ernst & Young, analiza la situación en la que se encuentran actualmente las ciudades autónomas y desarrolla tres propuestas clave para su futuro, tres elementos que les permitiría integrarse económicamente con mayor fuerza dentro de España y de la UE y que, en buena parte, les haría romper con buena parte de la dependencia que mantienen económicamente del comercio con Marruecos.

Cañas ha explicado que la guerra de Ucrania ha sido una sacudida geopolítica para Europa, que ha tomado conciencia de muchos debates sobre su seguridad y las relaciones internacionales. "Ceuta y Melilla tienen un rol muy importante y tienen que participar en esos debates que condicionan su futuro. Que no sean noticia sólo por problemas migratorios sino también por las oportunidades: son la puerta de Europa con África, Europa necesita que estén ahí", ha manifestado.

La primera clave sería que ambas ciudades adquiriesen el estatus de regiones ultraperiféricas de la UE. Una situación en la que ya están, por ejemplo, las Islas Canarias, así como los archipiélagos portugueses de Azores o Madeira, o los denominados territorios de ultramar franceses, como San Martín, Guadalupe, Martinica… Una opción que tendría muchas ventajas -acceso a los fondos económicos exclusivos- y ningún inconveniente -más allá de temas burocráticos-.

El segundo punto clave sería la incorporación de ambas ciudades autónomas al espacio Schengen, del que forma parte todo el territorio español salvo estas dos poblaciones, que quedaron excluidas en 1999 por la peculiaridad de la vida económica de las ciudades y las relaciones bilaterales con Marruecos. Su entrada sería un claro mensaje de europeidad, reforzando el estatus de las mismas dentro de la Unión Europea.

La entrada en el acuerdo europeo supondría también un férreo endurecimiento de los controles en los pasos fronterizos de ambas ciudades con el país alauí, lo que debería ayudar a reducir de forma significativa los flujos ilegales de personas y mercancías, así como hacer desaparecer la frontera nacional interna que para ceutíes y melillenses supone el hecho de que sus ciudades estén fuera del tratado de Schengen.

En contraposición, tendría el problema de que empeoraría las relaciones con Marruecos, que podría relajar sus controles migratorios -ya lo hace cada vez que quiere chantajear a España- y de que la fuerte disminución del comercio transfronterizo supondría un golpe económico para las ciudades. El informe refleja la necesidad de realizar inversiones en ambas ciudades que ayuden a generar una riqueza económica que mejore incluso los beneficios del actual comercio transfronterizo.

"En la ciudad queremos y creemos que la frontera de Ceuta debe funcionar como lo que es, como una frontera exterior de la UE. Eso se denomina normalización de la frontera. La normalización la entendemos con dos herramientas. Una la aplicación de Schengen sin excepciones. La segunda, el establecimiento por parte de Marruecos de una aduana comercial. Esta es nuestra posición", ha explicado Vivas durante su comparecencia en Bruselas.

"Lo que tenemos muy claro todos es que la frontera no puede ser lo mismo que antes. Las situaciones caóticas tienen que acabar", ha añadido De Castro, que es el único representante de Ciudadanos en la ciudad autónoma y que preside la ciudad gracias al apoyo que le brindaron PSOE y Coalición por Melilla para que no gobernase el PP con el apoyo de Vox.

El tercer punto clave sería la inclusión de las ciudades de Ceuta y Melilla en el Territorio Aduanero de la Unión (TAU), lo que supondría según los responsables del informe "un elemento dinamizador y flexibilizador de los intercambios comerciales con la Península y el resto de Estados miembros incluidos en la unión aduanera". "Nuestro futuro económico no puede depender de Marruecos, si no de España y de Europa", ha dicho este miércoles Vivas.

Este entrada en la TAU podría llevarse a cabo con grandes modificaciones dentro en el actual y ventajoso sistema fiscal que tienen ambas ciudades, lo que les permitiría mantener sus particularidades actuales, ayudándolas a fijar población. El mayor efecto negativa sería su pérdida del estatus de territorio franco, que podría mitigarse según el informe con la creación de una zona franca o, incluso, de una zona económica especial.

El gran problema del acceso a la TAU es lo complicado de su proceso burocrático, que se tendría que iniciar con una petición formal del Gobierno de España -como en el caso del acceso a Schengen- y que tendría que tener el visto bueno del Parlamento Europeo, la unanimidad de los países miembros del TUA -con paso por sus parlamentos nacionales- y terminaría con la aprobación por unanimidad en el Consejo de la UE, es decir, un trámite de años.

Lo que tanto el informe como el eurodiputados Cañas y los presidentes de Ceuta y Melilla han dejado claro es que para acometer o sacar adelante las tres claves que deben garantizar el futuro de las ciudades autónomas es indispensable que se cuente con el apoyo del Gobierno de España, pues es este el que debe iniciar los trámites de todo ello en el seno de la UE, aunque le cueste un disgusto diplomático con Marruecos.

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