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Sánchez lleva a los menas con los hijos de la GC en Carboneras y éstos piden alojarlos en la sede del Gobierno

Jucil denuncia que el acuartelamiento no es seguro ni salubre y alerta de que los menores pueden ser testigos de hechos violentos.

Jucil denuncia que el acuartelamiento no es seguro ni salubre y alerta de que los menores pueden ser testigos de hechos violentos.
Inmigrantes llegan al puerto de Motril (Granada). | EFE

Pedro Sánchez ha vuelto a dar muestras de su trato a la Guardia Civil. El nuevo capítulo se ha producido en Almería. La sede del Gobierno allí –la Subdelegación del Gobierno– ha decidido llevar un centro de custodia temporal de inmigrantes a la casa cuartel de la Benemérita. La respuesta de la asociación mayoritaria de la Guardia Civil, JUCIL, ha sido inmediata: una carta al subdelegado de Sánchez pidiéndole que lleve el centro a las dependencias desocupadas de su sede oficial: de sus oficinas. Y es que, efectivamente, allí existen áreas vacías y sin uso, tanto en el patio como en el edificio de la Subdelegación del Gobierno.

Jucil ha solicitado por escrito ya una reunión urgente con el subdelegado del Gobierno en Almería, José María Martín, y ha propuesto una alternativa: que "el espacio necesario para la custodia temporal de inmigrantes se ubique en las dependencias desocupadas y sin uso del patio y del edificio de la Subdelegación del Gobierno".

Desde Jucil señalan que el plan del Gobierno es muy diferente a su propuesta: "Niños con edades entre los dos y los 14 años, hijos de los guardias civiles que residen en la casa cuartel de la localidad de Carboneras, en la provincia de Almería, pueden ser en poco tiempo testigos involuntarios de hechos violentos, y de situaciones desesperadas".

Precisamente porque la decisión del Gobierno de Sánchez es llevar a las propias instalaciones de la casa cuartel el centro de menas.

De hecho, la polvareda ha pillado desprevenido al subdelegado del Gobierno: su objetivo inicial era llevar los menas a la zona de parking y el patio de la casa cuartel. Pero, tras las presiones de Jucil, por el momento, los coches de la Guardia Civil se han quedado en el parking, aunque los inmigrantes han empezado a pasar ya al patio de la casa cuartel.

La asociación de la Guardia Civil destaca que "esa preocupación, la de proteger la infancia de los hijos de los guardias civiles es la que ha llevado a la asociación profesional Justicia para la Guardia Civil, Jucil, a denunciar cómo los menores pueden observar en poco tiempo toda la crudeza del drama de la inmigración", según explica el secretario provincial de Jucil en Almería, Juan Marcos Gutiérrez.

"Una decisión egoísta"

"El Ministerio del Interior y la Dirección General de la Guardia Civil han alterado la función de defender y representar nuestros intereses, para ponerse de lado y que nuestros compañeros, sus familias y especialmente sus hijos se adapten ante una decisión egoísta, poco considerada y que invade el entorno privado de las familias", añade Jucil. Y es que "convierten el acuartelamiento de Carboneras en un lugar incómodo para vivir, al acoger en sus instalaciones un Centro de Custodia Temporal que no reúne las condiciones mínimas de seguridad y salubridad", añaden. Y es que "pretenden transformar una zona del patio del cuartel, en punto de recepción de los migrantes que lleguen a la costa almeriense, desde San José hasta Garrucha" explica Gutiérrez.

Jucil ha pedido también que se suspendan las obras del Centro de Atención de Inmigrantes colindante con las viviendas donde residen una veintena de niños en esa casa cuartel de Carboneras.

Los inmigrantes que llegan a la costa, informa Marcos Gutiérrez, "son trasladados ahora en furgones hasta estas instalaciones de tránsito en las que permanecen hasta que redactan las fichas con su filiación y toma de huellas dactilares y posteriormente son enviados al Centro de Atención Temporal de Extranjeros, en Almería donde se hace cargo de ellos la Policía Nacional". "Las horas que permanecen dentro del acuartelamiento son vigilados tan sólo por cuatro guardias civiles y a veces hay más de cincuenta migrantes", detalla Jucil. "Resultan habituales las fricciones y en muchas ocasiones enfrentamientos entre ellos, dependiendo de qué países o de qué etnias proceden".

Esos "acontecimientos alteran la normalidad y la seguridad de las instalaciones del acuartelamiento en la que viven muchos niños que en ocasiones son testigos de estas situaciones", agrega el secretario provincial de Jucil en Almería.

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