El ciudadano español Mario Josué Prieto Ricardo ha tocado fondo y ha intentado quitarse la vida. Su familia lleva tiempo advirtiendo que algo así podía ocurrir. El joven, de 27 años, está absolutamente desesperado desde que ha llegado a la conclusión de que el Gobierno de Pedro Sánchez le ha abandonado a su suerte. La dictadura cubana le ha condenado a 12 años de cárcel por manifestarse pacíficamente el 11 de julio de 2021 y España no ha hecho nada para -al menos- lograr su repatriación.
Las condiciones en las que vive en la prisión son infrahumanas, y además ha sido sometido a torturas tanto físicas como psicológicas. Una situación que ha derivado en un importante deterioro de su salud, en todos los sentidos. Tanto es así que el 17 de septiembre ingresó en la enfermería de la prisión de Holguín y un mes más tarde tuvieron que trasladarle al hospital. Su familia llevaba semanas pidiendo que se le realizaran pruebas para diagnosticar la causa de los mareos, los fuertes dolores de cabeza y la importante pérdida de visión (el 70% en el ojo derecho) que había experimentado en los últimos meses.
Su traslado fue recibido como una buena noticia por los padres y la novia del reo, al entender que en el centro hospitalario estaría mejor atendido y se le realizarían los exámenes pertinentes. Pero, aun estando "en una camilla y sin poder valerse por él mismo", la seguridad del Estado le ha seguido tratando "como si fuera un criminal", cuenta a LD su madre, Niurka Ricardo. Cuando ella llegó al hospital para informarse de cómo se encontraba, pudo ver que "le bajaban a hacerle pruebas superesposado y rodeado por al menos siete guardias".
Pasados los primeros días y coincidiendo con varias gestiones de su abogado en España, Enmanuel Oliva, la presión sobre él y su familia dentro del hospital se relajó. Niurka podía verle, llevarle comida y notó que los médicos estaban volcados con él. Pero poco duró la tranquilidad. La tensión volvió y empezaron a suceder "cosas extrañas". Los resultados de sus pruebas aparecían y desaparecían del historial de Mario Josué misteriosamente. Entre los documentos ‘fantasma’, se encontraban unos que eran clave para diagnosticar y tratar la posible esclerosis múltiple que -se cree- padece Mario Josué.
El intento de suicidio
El 5 de noviembre, cuando Niurka se encontraba reunida con responsables del hospital y de la prisión en el Clínico para aclarar el asunto del historial de su hijo, es informada de que Mario Josué presentaba "dolores muy fuertes" y "temían que pudiera ser apendicitis", por lo que le iban a bajar para hacerle una prueba de ultrasonido y que le valorara un cirujano.
Ella se excusó y salió de la sala, sin imaginar lo que pasaría unos segundos después. "Lo llevaban en una silla de ruedas esposado de pies y manos", relata para Libertad Digital. Niurka se unió a las personas que le acompañaban, "dos guardias y la jefa de sala", y "cuando cogemos el pasillo, aún no hay explicación para cómo el salta el muro del quinto piso para tirarse".
"Debes imaginar la pesadilla que viví", señala Niurka, "aún tengo la escena en mi cabeza". "Un guardia, no sé cómo, lo agarró por las esposas de los pies. El otro trataba de cogerle la cabeza y no podía. Cuando lo logró, se iba con él... La jefa de sala y yo comenzamos a tratar de sujetarlo, a los gritos míos corrieron acompañantes de las salas y nos ayudaron".
"Fue algo terrible", lamenta la madre de Mario Josué, "hasta el psiquiatra, que había ido a verlo, no lo podía creer". Después del incidente, Niurka ni siquiera ha sido capaz de hablar del tema con su hijo. "Tuvimos visita después de eso, pero no tocamos el tema", reconoce, "está demasiado mal". Esta vez no lo consiguió, pero su madre teme que lo logre la próxima vez.