
Cientos de miles de personas permanecen en estos momentos sin recibir sus papeletas de manos de la compañía pública Correos para poder votar por este mecanismo de voto a distancia y no presencial. Correos no deja de dar explicaciones pero lo cierto es que se han rebasado todos los plazos previstos inicialmente e infinidad de personas han abandonado sus lugares de vacaciones —donde solicitaron recibir las papeletas para ejercer su derecho constitucional— y lo han tenido que hacer sin poder llevarse de vuelta con ellos las papeletas para ejercer el voto en las elecciones generales.
Y el segundo capítulo de esta indescriptible historia parece dispuesto a escribirlo el aún ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska. Porque a fecha de ayer y mientras se redactaba esta noticia, la Policía no cuenta con ninguna indicación expresa para actuar ante esta situación. Se reflejan todo el resto de posibilidades y los protocolos de actuación ante cada situación, pero no hay un mecanismo diseñado para reflejar oficialmente que la gente haya acudido a las mesas a intentar votar tras no haber recibido las papeletas de parte de Correos.

Las circulares en poder de la Policía explican distintas situaciones electorales. Y se detalla el procedimiento en caso de "mesa no operativa", "mesa no constituida", "falta de miembros de mesa", "desperfectos en locales", "falta de listados, urnas, sobres o papeletas", "existencia de propaganda electoral en las inmediaciones" y hasta un cajón de sastre denominado "otras" circunstancias. Incluso hay un epígrafe para señalar y dejar constancia de "disputas/conflictos". Pero nada específico para una de las situaciones más comentadas y temidas en este 23-J: el de aquellas personas que pretendan acceder a la mesa electoral para votar pese a haber solicitado el voto por correo y no haberlo recibido por culpa de los retrasos de Correos en la entrega.
Nada. De forma que no habrá un registro donde se indique de forma inmediata y de manera oficial cuántas personas se han encontrando en esta tesitura. Y es que hay que recordar que una vez solicitado el voto por correo ya no se puede votar de forma presencial y en la mesa electoral el 23-J.

El problema de origen ha surgido por la falta de reacción a tiempo de la sociedad pública presidida por el exjefe de gabinete de Pedro Sánchez (Juan Manuel Serrano), Correos —tal y como le exigieron todos los sindicatos— para reforzar el personal ante la avalancha previsible de voto por correo generada por la decisión de Pedro Sánchez de convocar a elecciones en plenas vacaciones. Correos afirma que ha procedido a un refuerzo laboral, pero todas las fuentes sindicales señalan que de forma enormemente lenta y pobre con respecto a las necesidades. Y eso ha supuesto un brutal atasco en el reparto de las papeletas para votar por correo que ha provocado que mucha gente señalara un lugar de recepción de las papeletas —el de disfrute de las vacaciones— del que ya ha vuelto. Con lo que no han podido recoger las papeletas.
A fecha del pasado y reciente lunes aún quedaban 450.000 papeletas por entregar. Y, a pesar de que la Junta Electoral haya salido a aclarar que el 16 de julio no terminaba el plazo para entregar las papeletas a los ciudadanos que hubieran solicitado el voto por correo, lo cierto es que esta es la fecha que la empresa pública difundió al inicio de la campaña electoral y que mucha gente tomó como referencia para seleccionar la dirección a la que pedir la documentación. La prueba más evidente es que toda la prensa se hizo eco de la misma, a pesar de que ahora tanto la Junta Electoral como Correos maticen la información para salir al paso del escándalo que supone que este lunes por la mañana —en pleno inicio vacacional para miles de familias de toda España— todavía faltasen por entregar 300.000 papeletas, tal y como denunció CCOO.
"El plazo del domingo era para que la Oficina del Censo entregase a Correos la documentación electoral, pero no para dársela a los electores", aseguraron este lunes a Libertad Digital desde la Junta Electoral, subrayando que lo único que establece la Ley es que las papeletas han de llegar antes del último día fijado para emitir el voto por correo. "Si alguien lo ha entendido mal o alguien lo ha explicado mal, es su problema", añadían, eludiendo así cualquier responsabilidad.
Lo grave, sin embargo, son las consecuencias que esta ceremonia de la confusión puede haber originado. Según confesaba Correos, a última hora de este lunes, más de 450.000 papeletas aguardaban todavía en distintas oficinas, tras haber intentado realizar las dos entregas en mano que determina la ley y no haber localizado al elector. La gran preocupación es que muchos de ellos se hayan tenido que ir de vacaciones, puesto que se fiaron de la información difundida en un primer momento, que apuntaba al 16 de julio como último día para recibir la documentación necesaria.

