El propio Salvador Illa ha usado ya la expresión en reuniones y charlas en el País Vasco. Y la fórmula elegida es el "estiramiento de la convivencia". Toda una falacia basada en la retirada de derechos de la mayoría para que otros -los golpistas- impongan sus deseos separatistas. Pero los socialistas esperan que esa fórmula cuaje en los medios de comunicación y dulcifique la venta de una medida abiertamente inconstitucional. Salvador Illa ha empezado a usar una serie de términos que están llamados a dulcificar la venta pública de la amnistía y el avance del separatismo hacia un nuevo referéndum. Para Illa y el PSC, si ERC y Junts no aceptan esta vía es que están en un "callejón sin salida". Y si lo aceptan es que "exploran las posibilidades de estiramiento de las políticas de convivencia en Cataluña".
El primer secretario del PSC y jefe de la Oposición, Salvador Illa, ha estrenado ya esta fórmula en un reciente encuentro en el País Vasco donde, de hecho, ha ensalzado "el oficio político" de los partidos nacionalistas vascos. Es de suponer que se refiere al PNV y a Bildu, lo que implica que ha valorado como ejemplo a seguir el del partido proetarra.
Para Illa, esa eufemismo y camuflaje dialéctico "ha permitido pasar página de situaciones nunca deseadas y de momentos oscuros". Y eso es lo que pide: un cinismo que permita tener una agenda oculta ante la mayoría de la gente mientras se habla de "estiramiento de la convivencia". "Pido a los partidos independentistas que aprendan el oficio político de los partidos nacionalistas vascos", ha llegado a señalar Illa en su ronda vasca. "Que saben expresar sus proyectos políticos con claridad y educación", porque "entendiendo que hay momentos de necesaria discreción", ha afirmado.
Las palabras de Illa aluden igualmente al plan del PNV para hacer avanzar lo que denominan "plurinación". Y es que Junts pide a Sánchez abiertamente una amnistía para los delincuentes separatistas y un referéndum para romper España. ERC lo mismo. Bildu exactamente igual. Pero el PNV también lo hace, pero con un plan más sibilino y elaborado: un mecanismo que permitiría a los separatistas, no sólo ser nación, sino, además, permanecer en la UE y en el sistema de absorción de fondos fiscales españoles pese a poder hacer básicamente lo que quisieran. Un plan "plurinacional" con salida "autodeterminada" y pacto inmediato de permanencia administrativa. Todo, para salir de España pero seguir viviendo de maravilla gracias a la odiada España. El PNV tiene hechos estos deberes. Y es que ha tramitado sus planes en el Parlamento Vasco bajo la forma de una reforma de su estatuto de autonomía.
Ahora, el mismo PNV ha pedido al Gobierno que adopte sus planes, que, evidentemente, implican una reforma constitucional radicalmente ilegal por la puerta de atrás y sin cumplir con las propias exigencias del blindaje constitucional, pero que el ministro de Presciencia, Félix Bolaños, ha calificado ya de aspiraciones "legítimas". Y ese plan consiste en una auténtica locura que dejaría España compuesta por una pluralidad de naciones unidas en un ente administrativo sin fuerza alguna por voluntad propia y sin capacidad real de armonización ni legal, ni judicial, ni presupuestaria, ni de asistencia social, ni de nada de lo que compone un país.
El PNV ha propuesto, así, el mismo mecanismo de reconocimiento de la autodeterminación que los separatistas han incluido en su reforma del estatuto de autonomía vasco que tramita su legislativo desde hace años. La vía llega a un elevado grado de surrealismo al planear, en un primer paso, un reconocimiento de la autodeterminación del País Vasco y del término nación para, al siguiente paso, regular la adscripción voluntaria de esa teórica nueva nación a una unión de naciones bajo un ente administrativo llamada España pero, eso sí, bajo una fórmula similar a la de estado libre asociado: porque quiere cada nación y no porque haya un único país. Y eso, claro está, permitiría al País Vasco considerarse nación sin salir de la UE ni perder privilegios financieros españole