
La maquinaria selectiva del Gobierno sigue en marcha. El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, ha pedido un esfuerzo de todo su departamento en la labor de facilitar y explicar a las víctimas su derecho de denuncia de los delitos de odio. Pero en su discurso figura un ejemplo claro: el discurso de odio por racismo. Y llama la atención que en ningún momento se alude al delito de odio promovido por radicales separatistas o proetarras contra las víctimas del terrorismo o contra el mismo hecho se sentirse español. Es más, todo ello se hace mientras se defiende la exoneración de la kale borroka vasca y catalana.
El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, ha lanzado una campaña para animar a las personas que son víctimas de delitos de odio "a que denuncien, a que detecten cuándo son vulnerados sus derechos". El argumento explica que "el odio es una pesadísima carga con la que muchos transitamos por la vida y, desgraciadamente, no está en vías de desaparecer".
Odio por cuestiones sexuales o de raza
Grande-Marlaska, de hecho, ha lanzado personalmente este mensaje en una de sus últimas intervenciones en el Ateneo, donde, tras ser presentado por Beatriz Carrillo, directora general para la Igualdad de Trato y No discriminación y contra el Racismo del Ministerio de Igualdad, ha puesto el acento en estas variedades del delito de odio: por cuestiones sexuales o de raza.
Desde el Ministerio se recuerda que la Oficina Nacional de Lucha contra los Delitos de Odio del Ministerio del Interior puso en marcha un primer Plan estatal de lucha, y luego el segundo vigente hasta 2024, donde se incluyen "medidas que ponen a España a la vanguardia mundial en la lucha contra el racismo y el resto de los delitos de odio". Pero lo cierto es que la persecución de los delitos de odio contra las víctimas del terrorismo no es que brille por su ausencia, sino que directamente el Gobierno ha admitido en su tramitación de las enmiendas de la Ley de Amnistía que esos delitos figuran entre los considerados como amnistiables, incluso en el caso de que lleguen a la categoría organizada de terrorismo por su magnitud como kale borroka.
El terrorismo ‘light’
El cambio introducido por el Gobierno en esas enmiendas hace referencia y califica como terrorismo grave frente a los derechos humanos a las "torturas" y a los que atentan contra "la vida", por lo que todos los ataques callejeros y el caldo de cultivo previo de odio lanzado en campañas contra colectivos como las víctimas del terrorismo o personas significadas como no nacionalistas queda en el campo del terrorismo light que ahora aprecia el Gobierno.
De hecho, las actuaciones contra los homenajes a etarras son prácticamente inexistentes.
Marlaska no oculta que su plan redunda "la mejora de la asistencia y apoyo a las víctimas de los delitos de odio y de los mecanismos de coordinación de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, así como con otras instituciones públicas y privadas especializadas en la materia, además de la creación de grupos de lucha contra los delitos de odio dentro de la Comisaría General de Información y las Brigadas Provinciales de Información de la Policía Nacional (Grupos EVO), así como en la Jefatura de Información de la Guardia Civil y sus unidades periféricas (Grupos REDO)". Pero más para unos delitos de odio que para otros.

