En apenas media hora cayeron 16 litros por metro cuadrado, y en menos de diez minutos el agua ya alcanzaba la altura de las rodillas.
La tormenta, que comenzó sobre las ocho de la tarde, dejó calles anegadas, dificultó el acceso a las viviendas y obligó a muchos comercios del centro a cerrar sus puertas este miércoles. Los vecinos han tenido que enfrentarse a importantes destrozos, en lo que ya se considera la segunda gran inundación del año en la ciudad.
La rápida intervención de los bomberos fue clave para contener los daños y comenzar las tareas de limpieza. Aunque se pudo predecir, la fuerza del agua sorprendió a muchos, dejando un rastro visible de los estragos causados por el temporal.

