
En plena oleada de escándalos que salpican directamente al PSOE, Pedro Sánchez ha presentado este miércoles en el Congreso su esperado Plan Estatal de Lucha contra la Corrupción, en el que la inteligencia artificial será la gran aliada del Ejecutivo para "reforzar la integridad institucional". El presidente ha defendido la iniciativa como un giro tecnológico que permitirá detectar irregularidades en la contratación pública antes de que se conviertan en escándalos. Pero el contexto político en el que se produce el anuncio obliga a preguntarse si se trata de una solución de futuro o de una huida hacia adelante.
Sánchez comentó haber barajado la dimisión tras el estallido del caso Cerdán, que implica a dos de sus hombres de máxima confianza, los exsecretarios de Organización Santos Cerdán y José Luis Ábalos, por presunto cobro de comisiones irregulares. "Estoy decepcionado conmigo mismo por haber confiado en personas en las que nunca debí confiar", reconoció este miércoles en su intervención en el pleno monográfico sobre corrupción. "Pero soy un político limpio", sentenció, apelando a la regeneración y a su voluntad de no "tirar la toalla".
Tecnología donde debería haber control político
La base del plan de Sánchez consiste en transformar digitalmente la Plataforma de Contratación del Sector Público, dotándola de herramientas basadas en big data, código abierto e inteligencia artificial. Según el Gobierno, la nueva plataforma podrá auditar miles de contratos en tiempo real y detectar patrones anómalos sin intervención humana directa. La idea es pasar de un modelo de control puntual a una vigilancia estructural y automatizada de toda la contratación pública.
Por ejemplo, un algoritmo podría identificar empresas que acumulan contratos sospechosos sin concurrencia real, adjudicaciones reiteradas a los mismos proveedores o vínculos ocultos con grupos de presión. Toda esta información se cruzaría con bases de datos públicas, de sanciones, conflictos de interés, registros autonómicos y lobbies para generar alertas tempranas de posibles irregularidades.
"La IA no es magia, es una herramienta": los expertos advierten
Teresa Rodríguez de las Heras, directora de la Cátedra UC3M-Microsoft, advierte que conviene no caer en el entusiasmo ciego: "La inteligencia artificial por sí sola no va a eliminar la corrupción. Es una herramienta poderosa, pero su eficacia depende completamente de los datos que reciba y de los patrones que se le enseñen a reconocer".
Para que la tecnología funcione correctamente, explica la experta, es necesario definir muy bien los criterios de riesgo, asegurar la calidad y la diversidad de los datos, y mantener siempre una supervisión humana crítica que evite falsos positivos o decisiones arbitrarias. "Un sistema mal calibrado puede acabar señalando contratos perfectamente legales como sospechosos, con consecuencias reputacionales graves o incluso efectos económicos indeseados", añade.
El plan del Gobierno incluye la promesa de abrir el código de esta nueva plataforma a auditorías externas y la creación de una Agencia Independiente de Integridad Pública que supervise su funcionamiento. También prevé el acceso de la ciudadanía y las ONG a los datos públicos, para que puedan fiscalizar los contratos más sensibles.

