El golpe policial "de más alcance" realizado por los Mossos d'Esquadra en Cataluña en materia de receptación de móviles, organizado en el marco del plan Kanpai, se ha saldado con 20 personas detenidas y 1.022 dispositivos intervenidos, con un valor de 400.000 euros.
Así lo ha anunciado el inspector jefe de la División de Investigación Criminal de Barcelona de la policía catalana, Lisard Hidalgo, en una rueda de prensa en la que ha explicado que, durante el primer semestre del año, se han sustraído 27.953 terminales en Cataluña y los Mossos han realizado 1.180 detenciones, casi la mitad en Barcelona.
"Es el golpe policial de más alcance que hemos realizado en Cataluña en relación con la receptación de telefonía móvil", ha subrayado Hidalgo, que ha destacado el "paso hacia adelante" que supone esta actuación en "la lucha contra la multirreincidencia".
La investigación arrancó en el primer trimestre de 2024 y se ha saldado con 20 personas detenidas a las que se ha relacionado con una veintena de estafas -con una cantidad consumada de 25.486,37 euros- y con los delitos de pertenencia a grupo criminal, descubrimiento y revelación de secretos y receptación.
Los dispositivos intervenidos fueron 1.022, con un valor aproximado en el mercado ilegal que supera los 400.000 euros; sin embargo, solo 171 constaban en denuncias efectuadas en comisarías de Mossos.
Los 171 móviles denunciados provenían de diferentes puntos de Cataluña, como Barcelona o Cassà de la Selva (Girona), pero también del resto de España y del extranjero, como Portugal. La mayoría fueron hurtados, aunque también se registraron casos de pérdidas o de robos con violencia e intimidación.
La investigación empezó cuando personas que habían denunciado el robo de su dispositivo advertían de que lo habían geolocalizado en el barrio barcelonés de El Raval; alguna de ellas explicó que, además, le habían estafado a través de "phishing" . Estos delincuentes, los receptadores, se ubicaban en diferentes viviendas vigiladas por personas que les alertaban de la presencia de policía o de "alguna víctima que pudiese aparecer" en la zona al geolocalizar su móvil.
La intención de los delincuentes era obtener las credenciales del dispositivo para desbloquearlo a través de estafas de "phishing" a sus propietarios o contactos de referencia y "exprimir" el teléfono a través de compras en negocios que estaban "en connivencia" con ellos.
Los receptadores contaban con el apoyo de "un grupo de ciberdelincuentes", formado por tres personas radicadas en la población barcelonesa de Sabadell, detenidas en mayo, que facilitaban un programa malicioso para enviar mensajes fraudulentos y obtener datos sensibles.
Finalmente, los receptadores "daban una salida" a los móviles: si se podían utilizar, se introducían en el extranjero, como Marruecos -vía carretera-, y si seguían bloqueados, se enviaban por paquetería a Asia para aprovechar sus piezas.
De las 20 personas detenidas, cuatro ingresaron en prisión preventiva por orden del juez.