
Tres tiroteos, un muerto y un herido grave. El pasado 17 de julio era asesinado un sicario de un clan mafioso serbio en el centro de Barcelona. El sujeto fue tiroteado en el portal del edificio donde vivía, un inmueble de la calle Consell de Cent, casi en la confluencia con la calle Urgell. Once días después, el 28 de julio, se registraba otro tiroteo en la calle Sicilia, casi a la altura de la Diagonal. A los Mossos no les consta que hubiera heridos. El tercer tiroteo se produjo el sábado sobre las once y media de la noche. Y muy cerca de donde se registró el primero, en la calle Urgell, cerca de la sede del PP y de la plaza Francesc Macià.
En esta ocasión un hombre resultó herido tras ser tiroteado por un sujeto que portaba lo que parecía un arma larga. La víctima, que llegó al cercano Hospital Clínico por su propio pie, se encuentra en estado grave, pero fuera de peligro. Se trata de un vecino de la zona, de nacionalidad serbia y que según algunas informaciones se encontraba de permiso penitenciario.
El ataque se produjo, según explica Crónica Global, mientras la víctima se encontraba paseando al perro. Un tipo ataviado con sombrero y gabardina (en pleno agosto) se acercó a su objetivo, sacó un arma larga y abrió fuego. Una de las balas impactó en el hombro de la víctima, que soltó el perro y salió huyendo, según los testimonios recabados por el citado digital.
Guerra de mafias
Los Mossos d'Esquadra temen que la capital catalana se haya convertido en el escenario de una guerra entre mafias balcánicas, dada la identidad de la primera de las víctimas, Filip Knežević, un sicario a sueldo del clan Kavac, según avanzó La Vanguardia.
Hasta hace unas semanas la prioridad de los Mossos era controlar el uso de armas blancas pero los últimos tiroteos han alterado los planes de la policía autonómica. Cataluña se ha convertido en la capital europea de la producción de marihuana y las bandas que se dedican al tráfico de drogas se han dotado de protección armada después de que los "vuelcos" (robar droga a los traficantes) se convirtieran en el delito de moda. Así, se ha detectado la presencia de sicarios de nacionalidad serbia y mexicana. El último incidente parece relacionado, según los Mossos, con la guerra entre clanes balcánicos.

