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El informe que demuestra que Sánchez miente al culpar al cambio climático de los incendios

Los datos oficiales desmienten el relato climático de Moncloa: menos incendios, menos hectáreas quemadas y causas humanas en el 87% de los casos.

Los datos oficiales desmienten el relato climático de Moncloa: menos incendios, menos hectáreas quemadas y causas humanas en el 87% de los casos.
Pedro Sánchez y datos incendios | Libertad Digital

España ha activado la fase 1 del Plan Estatal General de Emergencias (PLEGEM) por una nueva oleada de incendios forestales. Pero el análisis exhaustivo de los informes oficiales desmiente que el cambio climático sea el factor determinante. En realidad, el 87% de los fuegos tienen causas humanas y la gestión del monte lleva años en retroceso. Desde que Pedro Sánchez llegó al poder, los grandes incendios han aumentado, mientras se reduce la prevención y los recursos estatales siguen estancados.

Y a pesar de que 2025 no está siendo una campaña especialmente destructiva, el Gobierno insiste en presentar un escenario de emergencia climática que no se sostiene con los datos.

El 87% de los incendios tienen causas humanas

La Estadística General de Incendios Forestales (EGIF) correspondiente al decenio 2013–2022 es clara:

"Los incendios de origen humano siguen siendo los más frecuentes y responsables del mayor porcentaje de superficie quemada".

Del total, el 52,70% de los incendios fueron intencionados y el 28,07% por negligencias. Solo un 4,92% se debió a rayos, la única causa natural contemplada.

El mismo documento advierte que:

"El porcentaje de incendios esclarecidos (autor conocido) permanece por debajo del 20%".

Es decir, la mayoría de los responsables nunca son identificados ni sancionados.

2025 no es una campaña excepcional ni catastrófica

El avance informativo publicado por el MITECO el 3 de agosto de 2025 desmonta la narrativa de una campaña fuera de control. Todos los indicadores clave se sitúan por debajo de la media del decenio (2013–2022):

  • 4.735 siniestros forestales (conatos + incendios) frente a los 5.965 de media, es decir, un −20,6%.

  • 39.155 hectáreas forestales quemadas, muy por debajo de las 62.235 hectáreas de media (−37,1%).

  • Solo 14 Grandes Incendios Forestales (GIF) frente a los 41 de 2022, el año más destructivo del decenio.

  • La superficie afectada supone solo el 0,141% del total forestal nacional, también inferior a la media de la última década (0,224%).

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Además, el informe oficial insiste:

"Los valores se encuentran por debajo de la media del decenio 2013–2022 en todas las variables principales".

A pesar de estos datos, el presidente del Gobierno publicó el 13 de agosto en la red social X:

"La situación de los incendios sigue siendo grave. Extremar la precaución es esencial".

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Evolución durante el Gobierno de Pedro Sánchez

Desde que el PSOE asumió el poder en 2018, la tendencia ha sido clara: más superficie quemada, más grandes incendios y ausencia de reformas estructurales en prevención. Estos son los datos por año:

  • 2019: 61.734 ha

  • 2020: 65.923 ha

  • 2021: 84.959 ha

  • 2022: 310.143 ha (el peor dato desde 1994)

  • 2023: 91.145 ha

  • 2025: 39.155 ha (hasta agosto)

Tres de los seis años con más superficie forestal quemada desde 1996 han ocurrido bajo el actual Ejecutivo.

Descenso de medios y prevención mínima

Los informes oficiales llevan años advirtiendo sobre el desequilibrio entre extinción y prevención. En 2018, el Ministerio señalaba:

"La extinción supone un gasto elevado que puede reducirse con una adecuada política preventiva".

Y añadía:

"Los tratamientos preventivos siguen siendo la herramienta más rentable para reducir la gravedad de los incendios, pero también los menos desarrollados".

En el balance de 2020 se repetía el mismo mensaje:

"La prevención sigue siendo una de las herramientas más rentables para reducir la incidencia y gravedad de los incendios forestales, pero es la partida más débil presupuestariamente".

En los años siguientes, no se documentan aumentos significativos en quemas prescritas, limpieza del monte o tratamiento de biomasa. La superficie tratada sigue estancada, y no se ha reforzado el personal de brigadas ni los medios estatales.

El Gobierno usa el cambio climático como coartada política

El 13 de agosto, Félix Bolaños, ministro de la Presidencia, volvió a recurrir al relato climático:

"El cambio climático es una realidad. España es especialmente vulnerable al cambio climático y, por tanto, negarlo o recortar en servicios de prevención antiincendios acrecienta el riesgo de incendios graves".

Sin embargo, los documentos oficiales contradicen esta narrativa. El informe del decenio 2006–2015, elaborado por el propio Ministerio, apunta a un factor principal muy distinto:

"Los grandes incendios forestales se producen en zonas donde se ha acumulado gran cantidad de combustible vegetal por abandono del territorio".

Hasta el 8 de agosto, la situación operativa del PLEGEM —según el parte del Departamento de Seguridad Nacional— seguía en fase de NORMALIDAD, pese a las alertas de riesgo extremo en varias comunidades emitidas por AEMET.

Los datos de 2025 tampoco recogen episodios meteorológicos especialmente extremos ni olas de calor similares a las de 2022, año récord en superficie arrasada.

Los grandes incendios ocurren donde no hay gestión

La correlación entre el abandono del medio rural y la gravedad de los incendios forestales es una constante en los informes oficiales. El documento elaborado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación sobre el decenio 2006–2015 concluye literalmente:

"El aumento de superficie quemada en los GIF se ha producido fundamentalmente en aquellas comunidades autónomas con una importante superficie forestal arbolada y un medio rural en retroceso".

La situación socioeconómica del mundo rural es determinante. El informe añade que:

"La regresión del medio rural, con el consiguiente abandono de usos agroganaderos, ha generado un importante incremento de la continuidad del combustible vegetal".

En otras palabras, al desaparecer el pastoreo y los cultivos tradicionales, la vegetación se acumula sin control, facilitando incendios más grandes y difíciles de controlar. Esa continuidad de combustible vegetal permite que las llamas se propaguen con rapidez y sin obstáculos.

Las comunidades autónomas más afectadas por esta combinación de factores —alta biomasa acumulada y retroceso rural— son Galicia, Castilla y León, Castilla-La Mancha y Andalucía. El informe lo explica así:

"A nivel regional se mantiene la distribución de la ocurrencia de GIF en las mismas regiones que en el anterior decenio, estando presentes sobre todo en aquellas comunidades autónomas con importantes superficies forestales y con una mayor acumulación de biomasa: Galicia, Castilla y León, Castilla-La Mancha y Andalucía".

Estas regiones no solo tienen mucha superficie forestal, sino también un patrón común: la falta de gestión activa del territorio.

Además, el informe señala que:

"La superficie arbolada representa el 31,8% de la superficie forestal total afectada durante el decenio".

Y cuando se analiza la evolución de los grandes incendios, se observa que:

"En el presente decenio se produce una evolución descendente en la ocurrencia de siniestros (...) sin embargo, destacan picos característicos, como el de 2012, con 218.957 ha recorridas por el fuego, de las cuales 83.060 ha fueron de superficie arbolada".

Ese mismo año ardieron más de 20.000 ha solo en dos grandes incendios en la Comunidad Valenciana (Cortes de Pallás y Andilla), y otro incendio de gran magnitud afectó la Sierra del Teleno, en la provincia de León.

Los datos reflejan una realidad estructural: el riesgo de grandes incendios se multiplica donde el medio rural ha sido abandonado, y la acumulación de vegetación no se controla mediante gestión forestal o actividades tradicionales. Tal como concluye el informe, la regresión del medio rural y el abandono del monte no son solo fenómenos sociales, sino factores críticos de riesgo ambiental.

Los medios estatales siguen estancados

Según el documento metodológico de MITECO, actualizado hasta 2025, los medios estatales de extinción no han cambiado desde hace años:

"19 Brigadas de Refuerzo contra Incendios Forestales (BRIF), 17 aviones anfibios, 5 helicópteros Kamov, 10 aviones de carga en tierra y 4 helicópteros de coordinación".

No hay constancia en ningún informe de un refuerzo estructural o ampliación de esta dotación desde 2016.

El Gobierno presume de medios aéreos, pero son los mismos desde 2016

Tras las críticas recibidas, el Gobierno ha defendido su gestión cifrando en 56 los medios aéreos estatales disponibles para esta campaña. Sin embargo, esa misma cifra aparece en documentos oficiales desde 2016, lo que desmiente que se trate de un refuerzo estructural reciente.

Además, la mayoría del presupuesto forestal sigue orientado a la extinción, no a la prevención. El propio Plan Forestal 2022–2032 advierte de esta anomalía y establece que la extinción no debería superar el 15% del total del gasto forestal en 2050, pero no existen plazos intermedios ni garantías de cumplimiento.

Los datos oficiales no avalan el discurso de emergencia climática

La mayoría de los incendios tienen causas humanas. La prevención sigue infrafinanciada. Los grandes incendios se concentran en zonas abandonadas. Y los medios estatales siguen sin reforzarse. Todo lo demás es relato.

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