
Máximo respeto, silencio y ausencia de discursos. El octavo aniversario de los atentados islamistas de Barcelona y Cambrils se ha recordado con suma contención y sin alteraciones. Como ya es habitual, los familiares de las víctimas mortales y algunos heridos han sido los primeros en depositar sus flores en el punto exacto donde paró la furgoneta que conducía uno de los terroristas de la llamada "célula de Ripoll", sobre el mosaico de Joan Miró que hay frente al mercado de la Boquería.
Acto seguido, ha sido el turno de los políticos, con el presidente de la Generalidad, Salvador Illa, al frente. Estaban presentes también el presidente del parlamento autonómico, Josep Rull; el delegado del Gobierno, Carlos Pietro, la consejera de Interior, Núria Parlon, el alcalde, Jaume Collboni, y la teniente de alcalde Laia Bonet. La alcaldesa de Ripoll, Sílvia Orriols, ha sido otra de las políticas presentes.
Daniel Sirera, del PP, y Juan Garriga, de Vox, asistieron a este homenaje y también al que celebró después la Asociación Catalana de Víctimas de Organizaciones Terroristas (ACVOT), cuyo presidente, José Vargas, se ha vuelto a quejar por el "ninguneo" que sufren las víctimas. Además, ha reclamado una ley autonómica de víctimas del terrorismo (sólo Cataluña y Canarias no disponen de una norma así).
La nota negativa la han vuelto a dar las decenas de independentistas que se han concentrado en las Ramblas con banderas esteladas y carteles en los que acusan al Estado de haber perpetrado los atentados, una teoría alentada por Junts y ERC.

