
El Tribunal Supremo planea mandar a juicio al fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, tras la apertura del año judicial que se celebra este viernes en el Tribunal Supremo y que estará presidido como cada año por el Rey Felipe VI. No obstante, un limbo legal permitirá a García Ortiz mantenerse en el cargo hasta que dimita o sea condenado.
El fiscal general está procesado por un delito de revelación de secretos tras la filtración contra el novio de la presidenta madrileña Isabel Díaz Ayuso, Alberto González Amador. El magistrado instructor del Supremo, Ángel Luis Hurtado, acordaba este lunes dar un plazo de tres días a las acusaciones por si procede formular alegaciones respecto de sus escritos de calificación, después de que la Sala de Apelaciones del Alto Tribunal acordara el archivo de las actuaciones respecto de la fiscal jefe de la Fiscalía provincial de Madrid, Pilar Rodríguez, el pasado 29 de julio.
Fuentes jurídicas consultadas por Libertad Digital subrayan que "el juez Hurtado acordará la apertura de juicio oral contra García Ortiz y sentará por primera vez en la historia de España a un fiscal general del Estado en el banquillo de los acusados de forma inminente. No se descarta que el magistrado le mande a juicio la próxima semana".
"García Ortiz se beneficiará de un limbo legal. El reglamento fiscal no podía prever que un fiscal general del Estado acabara sentado en el banquillo de los acusados. Por ello, se puede dar la situación paradójica de que se abra juicio oral contra él y se siente en el banquillo de los acusados ostentando su cargo", añaden. Cabe destacar que la Asociación Profesional e Independiente de Fiscales (APIF), como acusación popular, solicitó al Alto Tribunal que suspendiera temporalmente a García Ortiz de sus funciones "una vez se dicte auto de apertura de juicio oral".
Las mismas fuentes consultadas por LD consideran "poco probable que el Supremo pueda suspender provisionalmente a García Ortiz como fiscal general. La Ley de Enjuiciamiento Crimina (LECrim) y el Código Penal recogen en la actualidad la inhabilitación temporal de funciones automática para delitos de terrorismo o rebelión".
"En el caso del fiscal general, administrativamente, se da la paradoja de que el máximo responsable del Ministerio Público que tendría que adoptar esta decisión es el propio García Ortiz o subsidiariamente, si se diera el caso, la teniente fiscal del Supremo, Ángeles Sánchez Conde, que ha defendido su inocencia en representación de la Fiscalía durante todo el procedimiento", concluyen.
Este jueves, los 10 vocales conservadores del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) solicitaban en una carta a su presidenta Isabel Perelló que pidiera a García Ortiz no asistir a la apertura del año judicial. Estos vocales también afeaban los ataques del presidente del Gobierno Pedro Sánchez contra los jueces y reclamaban que el ministro de Justicia, Félix Bolaños, no se sentase este viernes en estrados durante el solemne acto. Por su parte, 9 vocales izquierdistas del CGPJ respaldaban la presencia del fiscal general y del ministro de Justicia en otro escrito.
Por su parte, las asociaciones mayoritarias de jueces y fiscales, Asociación Profesional de La Magistratura (APM) y la Asociación de Fiscales (AF), emitían un comunicado junto a la Asociación Profesional e Independiente de Fiscales (APIF) en el que solicitaban directamente a García Ortiz que no asistiera al citado acto.
Rebelión contra García Ortiz
Tal y como publicó este diario, magistrados del Tribunal Supremo se plantean rebelarse contra el fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, en la apertura del año judicial. Magistrados del Alto Tribunal han planteado organizar un desplante a García Ortiz y no acudir al acto.
Si finalmente no se lleva a cabo el desplante será, dicen, únicamente por respeto institucional al Rey Felipe VI, que no se lo merece y por la presidenta del Poder Judicial Isabel Perelló. No obstante, no se puede descartar que cuando García Ortiz tome la palabra en el Salón de Plenos del Supremo se produzca un runrún o pequeño abucheo por parte de algunos de los presentes para expresar su enfado.
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