Antes de hablar o escribir sobre el movimiento del 15-M es imperativo leer las dos columnas que mejor han interpretado el fenómeno, obra ambas de nuestro querido Martínez-Abarca. Aquí y aquí.
Me someto a su magisterio y añado con permiso un detalle que probablemente haya pasado desapercibido en la performance perroflautil de las instalaciones de La 7.
Me refiero a esa voz que se escucha en el momento en que el portacoz está desgranando las reivindicaciones del kolectivo en lo que a programación se refiere y, corrigiendo al oficiante, añade "¡y música!". O sea, que los nenes quieren que la autonómica tenga una programación musical, aspecto al parecer descuidado por los rectores de la casa.
Coño, tanto exigir la reforma del sistema y resulta que al final lo que quieren es una versión posmoderna de "Aplauso". Pues haberlo dicho antes, porque con el dineral que cuesta hacer televisión lo mismo da una cosa que otra que la de más allá.
Esto de que los integrantes del kolectivo de indignados tomen al asalto un medio de comunicación no se veía en España desde que Tejero mandó a un puñado de de números del a Guardia Civil a tomar Prado del Rey. Como ejemplo de la democracia que quieren instaurar, desde luego lo que han hecho hoy en La 7 no tiene precio.
Supongo que los analistas de derecha moderada que abroncan a los que criticamos a esta panda de luchadores por la democracia tendrán también una explicación satisfactoria para este ataque contra la libertad de expresión. Espero ansioso su análisis.
En todo caso, lo cierto es que, al menos en Murcia, las fuerzas de progreso han alcanzado sus primeros objetivos mediáticos. A ver cuáles son los siguientes.