La cuestión hace tiempo que dejó de ser cómo evitar la quiebra del ordenamiento constitucional en Cataluña, porque de lo que se trata es de ver cómo restablecerlo.
Cataluña está en manos de una casta política descalificable, impresentable, tóxica hasta la náusea. Es, sin lugar a dudas, el peor enemigo de la propia Cataluña.
No creo que pueda ocultarse que la mayor célula yihadista de España estuvo operando durante meses sin ser detectada a pesar de la alerta antiterrorista que padecemos.
La señora Ada Colau sigue ahí, aferrada a su puesto de alcaldesa de Barcelona, como continúa la otra comunista, Manuel Carmena, de alcaldesa de Madrid.