
Cuando Alberto Núñez Feijóo pronunció este martes en el Senado su frase "deje ya de molestar a la gente de bien", Pedro Sánchez arqueó la ceja. El presidente había olido sangre en el tiempo de descuento de la intervención del presidente del PP. El socialista tomó la palabra y le espetó: "Nunca imaginé, señorías, que el reconocer derechos a minorías, en este caso al colectivo trans, fuera molestar a la gente de bien, señor Feijóo.
Para el Gobierno había sido "un patinazo" y no iban a desaprovecharla mientras se preguntaban quiénes y por qué eran la gente bien. Empezaron durante la sesión de control del martes y continuaron en la miércoles en la Cámara Baja.
Pedro Sánchez volvió a emplear a referirse ala expresión durante la interpelación de Cuca Gamarra para eludir responder a sus preguntas. "Ustedes considerarán que los pensionistas no son gente de bien en nuestro país. Cuando votan en contra del impuesto a las grandes entidades energéticas o financieras, será porque consideran que esa gente sí es de bien", le espetaba el presidente del Gobierno a la portavoz popular.
Orden a todos los ministros
La orden en el Gobierno era evidente. La maquinaria estaba en marcha. Había que meter la coletilla en todas las intervenciones de los ministros. Si a la titular de Transportes, Raquel Sánchez, le preguntaban por los trenes que no entraban en los túneles de Asturias y Cantabria, ésta respondía: "Durante el Gobierno anterior del PP no encargaron la compra de un solo tren destinado a las Cercanías. Debe ser que a la gente de bien no le importa tener trenes que tienen más de 40 años".
¿Qué a la ministra de Justicia le preguntaban por la ley del "sí es sí"? Pilar Llop cogía y se retrotraía a hace 13 años, cuando el PP presentó un recurso de anticonstitucionalidad a la ley del plazos. "Trece años de reflexión y no lo retiraron porque las mujeres que tienen que tomar esta decisión tan dura en sus vidas, no son gente de bien".
El ministro de Presidencia, Félix Bolaños, preguntaba al PP "qué le parecía gente de bien a Feijóo" . Él mismo se autorespondía y para sorpresa de nadie, la "gente de bien" eran ellos mismos: el Gobierno. "Gente de bien aquellos que suben los salarios, las pensiones, el Salario Mínimo", afirmaba la mano derecha de Sánchez.
Hasta la más ministras menos mitineras, como Teresa Ribera, se apuntaban al bombardeo. "Están concentrados en la defensa de la gente de bien más que en la defensa de los intereses de los consumidores energéticos", terciaba la ministra de Transición Ecológica.
No fue la única. A la coletilla se sumaban diputados rasos del PSOE durante sus intervenciones. Unas veces tergiversando la expresión, induciendo a la confusión entre "gente de bien" y "gente bien". Otras, acusándole de elitismo, conservadurismo o hasta demodé. Tres palabras que quizás Feijóo no quiso decir pero exprimidas hasta la sociedad.

