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María Guardiola, la candidata del PP que lanza un órdago a Vox, aplaude al Ministerio de Igualdad y escucha a Rosalía

La extremeña prometió en campaña que no gobernaría en coalición con Vox y dice estar dispuesta a ir a elecciones si no hay un acuerdo sin sillones.

La extremeña prometió en campaña que no gobernaría en coalición con Vox y dice estar dispuesta a ir a elecciones si no hay un acuerdo sin sillones.
María Guardiola, la noche del 28-M | Europa Press

Hasta el pasado 28 de mayo, María Guardiola era una absoluta desconocida para la inmensa mayoría de los españoles. Cuando uno buscaba su nombre en Google, la que aparecía era la hija influencer del entrenador del Manchester City. Aquella noche, sin embargo, todo cambió. Los magníficos resultados cosechados por la candidata del PP en las elecciones autonómicas la hicieron ganar posiciones en el famoso buscador, donde cientos de titulares vaticinaban que la cacereña podría convertirse en la primera presidenta de Extremadura. Para ello, necesitaba, no obstante, el apoyo de Vox, un partido con el que, sin embargo, siempre ha mantenido las distancias.

"No voy a gobernar en coalición con Vox", prometió en campaña. Y, tras las primeras negociaciones, parece dispuesta a mantener su palabra. "Iremos a elecciones si hay que ir", advertía este martes después de entregar la presidencia y la vicepresidencia de la Asamblea extremeña al PSOE al no llegar a un acuerdo con la formación de Santi Abascal. "Lo fácil era traicionar lo que dije y gobernar con quienes viven de debates caducos. Pero no soy así", sentenciaba con rotundidad.

El órdago pone en un brete a Vox, que deberá decidir si entrega sus votos a cambio de compromisos políticos, pero no de sillones; al propio PP, muchos de cuyos votantes podrían no entender esta maniobra; y a los extremeños, que podría tener que volver a las urnas en los próximos meses si finalmente la derecha no llega a un acuerdo. Sin embargo, más allá de que unos y otros compartan o no la decisión de Guardiola, lo que no se puede decir es que la candidata del PP no haya dejado claras sus posiciones desde que Pablo Casado la apuntaló como sucesora de José Antonio Monago.

Las cuatro diferencias con Vox

El pasado mes de marzo, durante una entrevista en TVE, la mujer que hoy tiene en sus manos el futuro de Extremadura fue preguntada precisamente por sus diferencias con Vox. En 45 segundos, las sintetizó todas. "Una de ellas, la violencia machista -arrancó su respuesta-. A las cosas hay que llamarlas por su nombre, y existe aquí y, desgraciadamente, en otros lugares de España. Es una lacra contra la que tenemos que luchar". Tampoco quiso pasar por alto su defensa del colectivo LGTBI: "Mi Gobierno será un Gobierno respetuoso, que no cuestiona a quién se ama y cómo se ama". Ni del aborto: "En los derechos conseguidos por las mujeres no se va a retroceder ni un milímetro. La política no está para irrumpir en la vida de las mujeres, sino para lo contrario, acompañarlas y protegerlas". Y tampoco se olvidó de la inmigración: "No podemos criminalizar a la inmigración en un país y en una región que no seríamos lo que somos sin ella".

Su discurso no tardó en encontrar respuesta por parte de Vox. "Prueba de agudeza política: ¿de qué partido es esta candidata a presidir la Junta de Extremadura? -preguntó a sus seguidores de Twitter Iván Espinosa de los Monteros-. Aviso: no es fácil de adivinar. O sí…". Sus diferencias han sido siempre tan notorias, que en Vox incluso se pasaron meses caricaturizándola llamándola "la roja peligrosa", algo que a Guardiola no parece importarle ni lo más mínimo. Según defiende, ella se debe "a los ciudadanos antes que a las ideologías".

El "hombre blandengue"

Tal vez por eso también se haya enorgullecido de aplaudir al Ministerio de Igualdad cuando ha considerado que ha hecho las cosas bien. Así, a pesar de que el PP se ha opuesto tanto a las políticas de Irene Montero como a su radicalización del discurso feminista, Guardiola no dudó en celebrar la campaña que reivindicaba al "hombre blandengue", utilizando un discurso de El Fary de hace casi 40 años. "Un mensaje necesario y un enfoque llamativo, sin crear polémicas artificiales -escribió en su cuenta de Twitter-. Los errores se critican y los aciertos se reconocen. Educo a mis hijos en los valores del respeto, el cariño y la igualdad".

En el polémico vídeo, se escuchaba de fondo el discurso de El Fary, llamando "hombre blandengue" al "hombre de la bolsa de la compra y del carrito del niño", mientras las imágenes muestran precisamente a un hombre haciendo la compra y a otro metiendo a su hijo en el coche tras sacarlo del carrito. "El hombre debe de estar en su sitio y la mujer en el suyo. La mujer necesita a ese pedazo de tío ahí. El hombre nunca debe de blandear", continúa el Fary, mientras en pantalla aparece a otro hombre cuidando de su madre y uno más levantándose por la noche a atender a su bebé. Al final del anuncio, un joven llora y se abraza a un amigo. "Cada día somos más hombres blandengues construyendo una masculinidad más sana. Más fuerte", concluía la campaña.

Di mi nombre

Nacida en Cáceres en 1978, María Guardiola es licenciada en Empresariales, donde logró uno de los mejores expedientes de su promoción. Para pagar sus estudios, trabajó en Cortefiel y repartió guías telefónicas. Funcionaria de carrera, su primer cargo político llegaría en 2011, cuando se convirtió en secretaria de Hacienda y de Tecnología con José Antonio Monago al frente de la Junta de Extremadura. Después, saltaría a la política municipal, convirtiéndose en concejala de Economía y Desarrollo Tecnológico en el Ayuntamiento de Cáceres.

Cuando Pablo Casado se fijó en ella para suceder a Monago, Guardiola era muy consciente de que no lo tendría nada fácil. Por eso, comenzó a patearse calles y plazas para darse a conocer. Se enfrentaba al anonimato, pero también al ninguneo del presidente extremeño. Guillermo Fernández Vara ni siquiera la llamaba por su nombre, sino que se limitaba a referirse a ella como "esa mujer de la oposición" o "la candidata del otro partido" para no darle publicidad. Ella, sin embargo, siempre ha respondido por humor. No en vano, en sus mítines era frecuente escuchar la canción de Rosalía Di mi nombre.

Antes, nadie la conocía. Hoy, toda España empieza a fijarse -para bien o para mal- en una mujer que se ha atrevido a lanzar un órdago a Vox, aun asumiendo el riesgo de que una repetición electoral haga perder al PP una presidencia que, tras el 28-M tenía prácticamente asegurada.

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