La primera sesión de control en la nueva legislatura ha estado centrada en el pacto entre PSOE y Bildu en Pamplona que permitirá investir al proetarra, Joseba Asirón, como nuevo alcalde. Los socialistas han rehuido los reproches de los diputados de PP y Vox salvo un ministro: Óscar Puente. El titular de Transportes ha asegurado que "no tiene ningún problema" en que "haya una nueva alcaldía progresista y una menos de derechas".
El pacto permitirá desalojar a la alcaldesa Cristina Ibarrola de UPN y que Bildu ostente el bastón de mando de la capital navarra. Dentro del hemiciclo, Puente ha calificado a los proetarras como "un partido progresista democrático" y ha reiterado en que no tiene "ningún problema" en que los socialistas den la alcaldía a Bildu.
Otros ministros, como Nadia Calviño o Félix Bolaños, han obviado las referencias que el PP y Vox le han hecho durante la sesión de control. La ministra de Hacienda y vicesecretaria general del PSOE, María Jesús Montero, se ha referido al pacto y ha descartado que hubiese un acuerdo previo. "Lo único que había previamente era un Ayuntamiento absolutamente paralizado", ha afirmado en los pasillos del Congreso. "No estaba dando respuesta a la realidad y necesidades de los ciudadanos", ha defendido la vicepresidenta cuarta.
Un argumento oficial que se extiende por los cargos del PSOE. El portavoz del PSOE, Patxi López, ha recurrido a los mismos términos y ha defendido que el consistorio estaba "paralizado" y que "el equipo de Gobierno era incapaz de llegar a acuerdos con nadie" o que llevaba tres años sin Presupuestos.