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Jóvenes socialistas acosan e impiden dar clase a una profesora crítica con la ley Trans ante la pasividad de la UAB

Se trata de la enésima campaña contra Silvia Carrasco por opiniones que manifiesta en su esfera privada, lo que la ha llevado a presentar una denuncia

Se trata de la enésima campaña contra Silvia Carrasco por opiniones que manifiesta en su esfera privada, lo que la ha llevado a presentar una denuncia
Silvia Carrasco, durante la campaña de acoso que también sufrió por su libro | LD

En plena polémica por el escándalo desatado en Ceuta con la ley Trans, sus defensores siguen acosando a todas aquellas feministas que critican la polémica norma impulsada por Irene Montero. Este mismo martes, un grupo de estudiantes de la denominada Organización Socialista Juvenil de Cataluña (OSJ) acosó e impidió dar clase a Silvia Carrasco, profesora de Antropología de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), a la que acusan de "tránsfoba" y "terfa" por las opiniones que manifiesta en su esfera privada, como vicepresidenta de una conocida asociación feminista contraria a la ley Trans.

Con los habituales gritos de "no nos mires, únete", los organizadores del escrache iban animando al resto de alumnos a sumarse a esta campaña de hostigamiento que viene de muy atrás y de la que también fue víctima cuando publicó el libro La coeducación secuestrada. Crítica feminista a la penetración de las ideas transgeneristas en la educación. . La situación ha llegado a tal punto que, ya el pasado 25 de febrero, la profesora se vio obligada a tomar cartas en el asunto: "La ministra Ana Redondo anima a las mujeres amenazadas, acosadas y agredidas a denunciar. Como mujer, trabajadora, docente e investigadora, y como ciudadana y feminista, he presentado una denuncia en los Mossos y en el Juzgado de Guardia"

La campaña de amedrentamiento se había reactivado el pasado 12 de febrero, con el inicio de las clases del segundo semestre. "Contra la transfobia, organicémonos", clamaba ese mismo día en sus redes sociales la OSJ, aludiendo a la mencionada profesora. Desde entonces, el acoso ha sido constante. Además de los gritos y de impedirle ejercer su trabajo con normalidad, la docente ha tenido que soportar cómo la facultad se llena de pintadas con el mensaje "Alerta tránsfoba", mensajes repartidos por varios lugares de la Facultad y en el mismo pasillo del Departamento de Antropología al que pertenece.

La polémica reacción de la UAB

Ante las denuncias de la profesora, la UAB se ha limitado a emitir un comunicado en el que, si bien condena "los hechos acaecidos", se posiciona contra "las acciones que puedan ser discriminatorias o que puedan promover discursos de rechazo hacia el colectivo LGTBIQ+". La ambigüedad del texto, en el que sugiere que esto es precisamente lo que ella hace, no ha sido bien acogida por la docente acosada, quien denuncia que "el comunicado en realidad defiende la posición ideológica de los intolerantes queer".

Carrasco lamenta así que, para la UAB, "criticar el transgenerismo equivalga a 'rechazar" a las personas que dicen ser LGBTQ+" y recuerda que, en realidad, la polémica no nace del contenido de su asignatura, sino de las opiniones que libremente manifiesta en artículos de prensa, redes sociales, radio y televisión, como vicepresidenta de Dofemco (Docentes Feministas por la Coeducación). "Mis clases de Antropología de la Educación ni siquiera van de eso. O sea, cuestiona mi libertad de opinión y expresión. En realidad, pues, se suman a la persecución política", denuncia.

"Con este comunicado, ¿cómo va a lograr la UAB que yo pueda dar clase y mi alumnado, con el que no he tenido ningún problema, recibirla?", se pregunta. Sin embargo, la profesora tiene claro el porqué de su postura. "Han ido tan lejos abrazando lo queer en toda la institución (normativas, formularios, programas, grados y profesorado y observatorio activista, premios a ideas regulacionistas de la explotación sexual, congresos que blanquean los vientres de alquiler, etc) que están atrapados", concluye.

En esta tesitura, advierte, la consecuencia directa no es otra que la ausencia de libertad de cátedra y la autocensura, que no solo afecta a la docencia sino también a la investigación que toda universidad ha de promover. "La realidad es que muchas profesoras y profesores deben autocensurarse, y que ni nos planteamos intentar presentar investigaciones críticas con lo queer y el transgenerismo, en lo que debería ser el marco principal de debate de las ideas desde la investigación en una democracia", lamenta.

El caso de la directora del Instituto de las Mujeres

Quienes se salen del guion se arriesgan así, insiste, a ser acosados como lo ha sido ella, algo que va más allá del ámbito académico. Otro de los ejemplos más recientes es el de la directora del Instituto de las Mujeres, que se niega a dimitir a pesar de la campaña de acoso a la que es sometida, además de por activistas anónimos, por Podemos y Sumar. Nada más ser nombrada, ambos partidos pidieron su cese, aludiendo a las críticas que, durante la tramitación de la ley Trans, había proferido a la polémica norma impulsada por Irene Montero. "La teoría queer avanza sin descanso con el único objetivo de perpetuar el heteropatriarcado y borrar a las Mujeres de lo político", escribió en uno de sus múltiples mensajes García, quien llegaba a calificar la ley de "delirio", insistiendo en que "las mujeres trans no existen".

Tras resistir a la cruzada contra su nombramiento, el pasado 17 de febrero, la máxima responsable del Instituto de las Mujeres participaba en el Congreso de Dofemco "Recuperando la agenda coeducativa". Al tratarse de una organización abiertamente contraria a la ley Trans, los mismos partidos que en su día exigieron su dimisión, así como los medios afines, volvieron a arremeter contra ella este martes. Aprovechando la participación de la ministra Ana Redondo en la Comisión de Igualdad del Senado, Carla Antonelli (Más Madrid) afeaba al Gobierno la participación de Isabel García en un acto de una organización que "promueve la derogación de las leyes trans y LGTBI y no reconoce el derecho a la identidad de género, algo que consagró un Gobierno socialista en 2007".

A pesar de que la directora del Instituto de las Mujeres hizo una intervención que nada tenía que ver con la polémica norma, y se limitó a manifestar que su intención era reconstruir "muchos puentes que se rompieron" en la pasada legislatura entre las diferentes organizaciones feministas, la senadora denunciaba que era "abarrente" que se hubiera prestado a formar parte de un congreso en el que una de las ponencias abordaba la relación entre la teoría queer y la normalización de la pedofilia. "Cuando participamos desde el ministerio en foros, no podemos hacernos responsables de todo lo que se dice", se limitó a responder entonces la actual ministra de Igualdad, que pedía un "voto de confianza" para Isabel García y subrayaba su defensa de los derechos de las personas trans.

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