
El Gobierno estrena la precampaña catalana subiendo el tono contra los separatistas. Primero, fue el recurso de inconstitucionalidad anunciado este martes contra la decisión de la mesa del Parlamento autonómico de admitir a trámite una ILP (Iniciativa Legislativa Popular) a favor de la independencia.
Más tarde, fueron las palabras de la vicepresidenta primera del Gobierno, María Jesús Montero, prometiendo este miércoles que "el PSOE no permitirá que se traspase ningún límite" y acusando al separatismo de "caminos que no llevan a ninguna parte" y de "generar una expectativa sobre la cual no se tiene los instrumentos ni los medios para poder conseguirse".
Toda una escenificación de contundencia que contrasta con la política que ha llevado Pedro Sánchez durante los últimos años con un acercamiento hacia el separatismo que se ha traducido en los indultos, la supresión del delito de sedición o, más reciente, la ley de amnistía.
Objetivo: apuntalar a Illa
En el PSOE saben que las bases del PSC son constitucionalistas y que, cuando se sintieron huérfanos, no dudaron en pasarse a otros partidos como Ciudadanos, llevando a los socialistas a un mínimo de 16 asientos en 2015. El cinturón rojo de Barcelona, formado por descendientes de andaluces y extremeños, se volvió naranja durante unos años. Ahora, saben que tienen que asegurarse a ese votante para evitar que se pase al PP.
La otra pata de Salvador Illa es la de un exvotante convergente, catalanista pero de orden y a favor de los negocios. De ahí que, a diferencia de Sánchez, haya creado un perfil propio criticando la inseguridad que se vive en Cataluña, algo que ya hizo el actual alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, con buenos resultados frente a Ada Colau. También convirtiéndose en una voz próxima a la patronal catalana, apadrinando proyectos como el macrocasino de Hard Rock, para disgusto de los comunes.
Los socialistas creen que afianzando a esos dos votantes podría aproximarse a los 40 escaños con un colchón de 35 asientos, similar a los que consiguió Inés Arrimadas en 2017, o incluso superando ligeramente los 40. "Salvador tira solo", sentencian altas fuentes de Ferraz donde celebran su perfil propio, conseguido durante estos últimos años. Aunque también apuestan a que Pedro Sánchez acuda a la campaña con una presencia habitual, para resarcirse de la debacle gallega.
Lo que hacen por detrás
También el PSC exhibe su vena más anti-independentista. Los socialistas fueron los primeros que anunciaron un recurso al TC contra la ILP del Parlamento de Cataluña, a la que luego se sumó el Gobierno y que supone la suspensión inmediata de la medida. Una campaña que contrasta con sus pactos municipales. "El PSC gobierna con los separatistas en más ayuntamientos y diputaciones que ERC y Junts juntos", recordaba este miércoles Feijóo desde Barcelona.
Un ejemplo está en Barcelona. Jaume Collboni, tras perder una moción de confianza, se abrió este miércoles a integrar a ERC en su Gobierno. Se trata de una medida que lleva tiempo meditándose y que muchos ya dan por hecha. En Ferraz creen que así se blindaría el Consistorio de la Ciudad Condal, el de mayor importancia en manos de los socialistas en toda España, ya que impediría cualquier suma alternativa para desbandarle.
A los recelos abiertos entre Ada Colau y Xavier Trías, se suma a que el PP y Vox tampoco serían partidarios de aupar al candidato de Junts mediante una moción de censura. La cuestión es cuándo podría integrar Collboni a los 5 concejales de ERC en su Gobierno. La mayoría da por hecho que podría ser después de las elecciones catalanas. Los socialistas quieren exhibir su vena anti-independentista y a los separatistas les interesa seguir confrontando, durante unos días, con el PSOE.

