La semana comenzó tal y como la quería el PSOE: con el reconocimiento de Palestina. La causa árabe le ayuda a robar votos a su izquierda y le permite confrontar con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu. La foto que horas más tarde se hacía con el líder del Vox, Santiago Abascal, era gasolina para la campaña socialista que sumaba una nueva bestia negra tras su choque con el presidente argentino Javier Milei.
Lo que no se imaginaban en Ferraz es que todo iba a dar un giro cuando menos se lo imaginaban. El martes, cuando pensaban seguir sacando réditos del reconocimiento, se abrió el sumario sobre el caso de Begoña Gómez y se supo que, cuando Pedro Sánchez firmó su carta, ya sabía que su mujer estaba siendo investigada.El mantra de Moncloa y Ferraz era descalificar cualquier acusación como "fango". Quedó claro en la sesión de control de este miércoles.
La paradoja es que el asunto pasaba a un segundo plano con uno de los asuntos que, hasta hace unos meses, más inquietaban al PSOE: la amnistía. Ahora, en cambio, consideran que el asunto está "amortizado" y que el resultado en Cataluña les avala y que, algunos sectores contrarios, acabarán por "reivindicarla". Tampoco les preocupaba el anuncio del presidente de Castilla la Mancha, Emiliano García Page, de acudir al TC para impugnar la norma. "Está en su derecho", responden en Ferraz.
El optimismo en el núcleo del partido les lleva a mejorar sus expectativas de cara a las elecciones europeas. De la derrota evidente pasaron a augurar un empate técnico, con una diferencia de uno o dos escaños, y ahora ya se atreven a aventurar que ganarán al PP. Sánchez lo ha repetido durante toda esta semana en sus mítines mientras ponía énfasis en la marcha de la economía que ya no va como una moto, ni como un cohete. Ahora, es como Taylor Swift. Una "estrella" que "asombra a todos".
"Los trackings son buenos", sentencian en el núcleo del partido. Lo que más destacan es que "el PP ha tocado techo" y que los de Feijóo llevan días sin crecer porque el suelo de Vox es "muy estable", pese a la entrada de Alvise Pérez que dan por segura. A que Vox no se baje, ayuda también la campaña de polarización del PSOE, resucitando a los de Abascal y uniéndolos en el mismo pack que el PP e incluso animando a que se opte por la papeleta de Buxadé.
Objetivo: acabar con Feijóo
"Si votar al PP vale lo mismo que votar a Vox porque van a entenderse ¿de qué sirve votar al PP?", afirmaba Sánchez este viernes en la localidad murciana de Los Alcázares. "Todos los votos acaban en el saco de Abascal", reiteraba en otra ocasión mientras vendía a España como "referente en parar a la internacional ultraderechista, pasó en las generales y en las catalanas". "Vamos a dar un ejemplo al mundo de como podemos frenar a la extrema derecha con los votos", gritaba ante el ensordecedor ruido de un grupo de ciudadanos que protestaban a unos metros.
Los estrategas socialistas ponen el foco en el campo, donde Vox sigue fuerte y el PP pretende recuperar apoyos poniendo énfasis en su política agraria. Incluso se han atrevido a llevar a Von der Leyen a una pequeña aldea gallega para combatir esa imagen de urbanita cercana a las políticas ecologistas que tanto malestar generan en los campos. en los pueblos. "Se van a matar por ese voto", auguran en Ferraz.
Los socialistas creen que es crucial empatar con el PP o incluso superarlo para poner en peligro el asiento de Alberto Núñez Feijóo. En la dirección del PSOE creen que si el principal partido de la oposición no logra una gran diferencia e 9-J, "empezará a ponerse en duda la continuidad" del actual presidente del PP por parte de sectores internos de su partido y apuntan en especial a la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso.
Ahora, queda una semana de infarto. A los mítines de Sánchez en Madrid y Málaga, que ya estaban cerrados, se suman otros como el Gijón, convocado para el lunes , y que, en un principio, no estaba previsto . Todo, con total de arañar votos y poner en peligro la continuidad de Feijóo al frente del PP.