Hace justo un año se daba el adelanto electoral, el abismo, las elecciones generales que Sánchez planteó como prácticamente un plebiscito entre "él" o la "ultraderecha". El resultado fue que permaneció en el Gobierno gracias a unos apoyos parlamentarios que le hacen caminar constantemente en la incertidumbre junto a su socio de Gobierno, Sumar. Ahora buscan adhesiones al plan de regeneración democrática.
Lo hacen juntos, visiblemente juntos, exhibiendo coalición entre ministros por primera vez en una ronda de negociaciones. Tener que ir voto a voto, ley a ley, socio a socio es delicado y no siempre fructífero. Y esto se recoge en el PP como un signo de debilidad de Pedro Sánchez. Rebautiza Feijóo como censura la iniciativa y trata de doblegar al Ejecutivo en asuntos en los que el apoyo del PP es necesario. El ejemplo que veremos este martes es la reforma de la Ley de Extranjería. Ha sido la única constante entre el inicio y el final del curso político: el alto voltaje.

