
Pedro Sánchez se va de vacaciones autoconcediéndose una matricula de honor. El presidente del Gobierno leyó, gracias a unos autocues instalados en la Moncloa, un balance triunfalista. El problema vino cuando tuvo que enfrentarse a las preguntas de las prensa, recurriendo al mismo argumentario en varias ocasiones. El rictus del presidente se iba torciendo ante la repreguntas y no dudó en tachar de "valorativas" las cuestiones de algunos periodistas.
Cada vez que le preguntaban por qué el Gobierno negó hasta hace unos días el concierto económico con Cataluña, Sánchez respondía que el sistema no era lo más importante, sino que él estuviese al frente de la caja. "Se necesitan gobiernos comprometidos con los servicios públicos", decía y reiteraba en varias ocasiones que con el mismo sistema se transfirieron más recursos y también se recortaron a las Comunidades. Lo que no contó es que, más que ver con el signo del partido que habita en Moncloa, tiene que ver con el ciclo macroeconómico y la recaudación.
No fue hasta el final cuando Sánchez admitió que romper la caja de solidaridad es "un paso hacia la federalización" y una "buena noticia". El acuerdo firmado con ERC habla que la Agencia Tributaria Catalana recaudará "todos los tributos" en esta Comunidad. Aunque lo cierto es que, si esto se cumple, que cada autonómica recaude sus impuestos es más bien una confederalización que una federalización.
Sánchez no descarta extender este modelo al resto y pide negociar "bilateralmente" con las CCAA . Incluso elogió a ERC porque en el acuerdo firmado con el PSC se llega a mencionar la "solidaridad". Lo que no detalló el presidente del Gobierno es cómo se articulará y cuál será el cupo. "No me van a dar lecciones", admitía sobre el PP y, poniendo la venda antes de la herida, culpaba de la posible degradación de los servicios públicos, a las bajadas de impuestos en determinadas comunidades. "Eso es un atentado contra la igualdad", terciaba mientras les acusaba de "pedir más recursos al Gobierno de España".
La palabra "concierto" sólo la mencionó en una ocasión para arremeter contra Feijóo al que acusó de defender en 2017 un "concierto fiscal" pero sin ser "solidario". Es decir, de manera implícita reconocía que vamos a hacia un concierto pero con algo de solidaridad.
Contra el PP y Page
El presidente evitaba dar más detalles de lo pactado o de su tramitación pero acusaba a Aznar de haber transferido el 30% del IRP.F, lejos del 100% que ahora él quiere conceder a ERC. "Lo transferimos nosotros y se rompe España. Así juego yo también", terciaba en otro momento. También acusaba al actual presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, de haber defendido "un concierto" para Cataluña.
El presidente del Gobierno incluso ridiculizó las críticas en el seno de su partido como la del presidente de Castilla la Mancha. "La noticia de Page seria que hiciera una rueda de prensa apoyando al Gobierno", afirmaba mientras se reía. A la carcajada se sumaba el ministro de Presidencia, Félix Bolaños, y la portavoz, Pilar Alegría, ambos en primera fila. Más dócil estuvo con Junts a los que solicitó que, aunque invistan a Illa, se mantengan en el bloque de investidura. "Espero también que hagan una lectura del mandato de las urnas en beneficio de Cataluña y España", terciaba en otro momento.
Eludiendo respuestas sobre Begoña
Fiel al argumentario, que repitió hasta la saciedad, Sánchez terció en varias ocasiones que "hay un Gobierno que gobierna y una oposición que fabula". Sobre su testificación este pasado martes como testigo ante el juez de instrucción número 41 de Madrid, Juan Carlos Peinado, el jefe del Ejecutivo rebajaba el tono, con respecto a ministros como Pilar Alegría, pero hablaba de "montaje de las asociaciones ultraderechistas".
Incluso añadía de su cosecha un supuesto incidente "bochornoso" de las acusaciones que se "peleaban por ver quién entraba en el Palacio". En realidad, el magistrado autorizó el lunes a que acudiese sólo Marta Castro, de Vox, en representación de todas. Sánchez prometía que "el tiempo podrá las cosas en su sitios" y defendía que se utilice a la Abogacía del Estado para "defender a la institución de la presidencia".
El presidente del Gobierno se negó a responder si tuvo conocimiento de las reuniones de Begoña Gómez con empresarios o de las cartas de interés que firmó su esposa. Aprovechó otras cuestiones para eludir la pregunta y declinar responder a lo que tampoco ha respondido ante Peinado.