
El gobierno de Pedro Sánchez ha claudicado firmando un pacto con Bildu sobre la denominada Ley Mordaza sin perder de vista a los siete diputados de Junts que nuevamente podrían hacer tumbar una iniciativa parlamentaria. En este caso los independentistas, que no desvelarán el sentido de su voto hasta el último momento, han avisado que rechazan "adherirse" a una norma sin antes "negociar".
Fuentes parlamentarias han mostrado abiertamente su preocupación sobre la votación parlamentaria y es que saben que Junts tiene el poder en el Congreso de los Diputados. Sus siete diputados tienen la capacidad de dar luz verde o tumbar las iniciativas que el Gobierno pretenda impulsar. En todo caso el Ejecutivo Central ya sabe que Junts se va a reservar su sentido del voto hasta el último minuto y hasta que "decida el de Waterloo", en referencia al fugado Carles Puigdemont que recientemente ha anunciado que deja de ser el jefe de la oposición en el Parlamento catalán.
La portavoz Míriam Nogueras reclama participar en las negociaciones, por ello ha anunciado que presentarán enmiendas aunque si ve con buenos ojos la reforma de la Ley de Seguridad Ciudadana, por considerarla "regresiva". Además recuerda que siempre se han mostrado proclives a derogarla: "Estamos donde estábamos", reafirman desde Junts.
La reforma de la Ley de Seguridad Ciudadana ya cuenta con el respaldo de los partidos firmantes, PSOE, Sumar y Bildu además del apoyo de dos de sus socios: ERC y PNV. Podemos ha optado por desmarcarse del acuerdo e incluso deja en el aire su apoyo. Ven "un titular muy grande" para unos cambios "muy pequeños" abriendo la posibilidad de presentar enmiendas ante un pacto que consideran "insuficiente".
Fuentes parlamentarias no ven creíbles las amenazas de los morados enmarcándolas en una simple "puesta en escena". "Ellos sabrán", retan, aunque una nueva derrota parlamentaria dejaría en evidencia al Gobierno de coalición.

