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El último pleno de Ada Colau

La exalcaldesa de Barcelona deja la política municipal y el cargo de coordinadora de Catalunya en Comú.

La exalcaldesa de Barcelona deja la política municipal y el cargo de coordinadora de Catalunya en Comú.
La exalcaldesa de Barcelona, Ada Colau. | Cordon Press

Han pasado casi dos meses desde que Ada Colau anunciara su renuncia al acta de concejal en el Ayuntamiento de Barcelona. Este viernes se hará efectiva tal renuncia. Será el último pleno de la que fuera alcaldesa de la capital catalana entre el 13 de junio de 2015 y el 17 de junio de 2023. El balance de sus dos mandatos es desolador. Inseguridad y más problemas para el acceso a la vivienda que hace diez años forman parte del legado de Colau, así como la Copa América de Vela, un acontecimiento deportivo que se ha celebrado de espaldas a la ciudad.

Ada Colau procedía de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca y formaba parte del "Observatorio Desc" (derechos económicos, sociales y culturales) junto a personajes como Gonzalo Boye (el letrado de Puigdemont) o Gerardo Pisarello y Jaume Asens, con quienes emprendió el asalto a la alcaldía que le arrebató a un Xavier Trias incapaz de hacer frente a la violencia de los okupas y más empeñado en sumar Barcelona al proceso separatista que en gestionar la ciudad.

La llegada al poder de Colau supuso, sin embargo, un encarecimiento del precio de la vivienda y una subida de los alquileres a modo de respuesta a sus políticas de restricciones. La medida de reservar un 30% de cada promoción privada a vivienda social implicó un parón en el sector de la construcción. Su defensa de los inquiokupas tampoco tuvo una repercusión a la baja en los alquileres, sino todo lo contrario.

Colau se caracterizó por maniatar a la Guardia Urbana, eliminar la sección de antidisturbios de la policía municipal y no ampliar la plantilla a pesar de que la degradación en materia de seguridad era cada vez más evidente durante su primer mandato. También resultó notable la utilización de los servicios jurídicos municipales para amenazar y querellarse contra los medios críticos.

Todo ello propició que en las siguientes elecciones, las de 2019, quedara en segundo lugar, por detrás del candidato de ERC, Ernest Maragall. Sin embargo, Manuel Valls acudió al rescate de Colau para evitar que el independentismo se hiciera con el gobierno de la ciudad. La alcaldesa repitió los mismos errores, emprendió una desaforada cruzada contra el turismo y contra los hoteles que se tradujo en un aumento de los apartamentos turísticos, muchos de ellos sin la documentación requerida.

Ataques a Israel y fotos en México y Argentina

Los fracasos en materia de gestión contrastaron con una frenética actividad política en contra de Israel (rompió el hermanamiento de Barcelona con Tel Aviv) y con la demolición del proyecto de Podemos en favor de la plataforma Sumar de Yolanda Díaz. Contraviniendo las propias reglas de su partido, Colau se presentó a unas terceras elecciones en las que quedó en tercer lugar. Prueba de su toxicidad política es que el nuevo primer edil, el socialista Jaume Collboni, ha evitado en todo momento repetir la coalición con Colau, de la que fue teniente de alcalde en la penúltima legislatura municipal.

Colau se marcha tras haber desmentido a El País, diario que aseguró que tenía previsto dar clases en una universidad milanesa. Su última peripecia fue asistir a la toma de posesión de la presidenta de México, su "amiga del alma" Claudia Sheinbaum. Un par de años antes se dejó retratar en la Casa Rosada con el entonces presidente de Argentina, Alberto Fernández, acusado ahora por su exesposa de violencia machista.

Ha decidido dejar la política municipal y recuperar, según dice, su faceta de activista, sobre todo en contra de Israel. Sin embargo, no descarta volver a presentarse a la alcaldía de Barcelona dentro de tres años.

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