El auto del juez Juan Carlos Peinado imputando dos nuevos delitos a Begoña Gómez (apropiación indebida e intrusismo) cogió a la mujer de Pedro Sánchez en la India, en la ciudad de Bombay, y al Gobierno en plena rueda de prensa tras el Consejo de Ministros presidido por la vicepresidenta primera, María Jesús Montero.
No era lo que se esperaban. De hecho, era una comparecencia para poner énfasis en la lucha contra la corrupción al presentar el Estatuto de la Autoridad Independiente de Protección al Informante de los casos de corrupción. Una batería de medidas que incluye un indulto parcial a José Luis Peñas, el exconcejal del PP que denunció la trama Gürtel.
Tras enterarse de la nueva imputación a Begoña Gómez, por la pregunta de la periodista, la ministra portavoz, Pilar Alegría, miraba al de Justicia, Félix Bolaños, para pasarle la patata caliente de ser el primero en dar una valoración sobre un auto que, el propio ministro reconocía, no se había leído. Las rostros eran de sorpresa.
Bolaños admitía que la investigación dura ya seis meses y deslizaba que "no hay absolutamente nada" pese a que la esposa de Pedro Sánchez se encuentra imputada por cuatro delitos (tráfico de influencias, corrupción en el sector privado y a los que se suman la apropiación indebida y el intrusismo profesional). "Toda la documentación, todos los testimonios, todos los informes que obran en la instrucción prueban que no hay nada y cuanto más se investiga, se prueba que no hay nada de nada", reiteraba desde Moncloa.
El Gobierno, a diferencia de otras ocasiones cuando acusaban a Peinado de "pedalear en la nada", mostraba su respeto por la decisión del juez y era comedido con las palabras que utilizaba. Un cambio que se produce tras ver cómo el TSJM ha ido rechazando las denuncias que Sánchez y Gómez pusieron contra el magistrado al que acusaban de prevaricación.