
No hay mejor retrato que una parodia. Hace unos años, en pleno auge del Brexit, unos franceses y belgas crearon una serie llamada Parliament para ironizar sobre la cámara comunitaria. Los alemanes salen retratados como cuadriculados que exasperan al resto, los italianos preocupados por cosas absurdas y los españoles siempre están peleándose entre ellos.
La izquierda contra la derecha y el independista catalán sólo preocupado por su monotema, ante el hartazgo del resto por ver cómo las rencillas nacionales se extrapolan a nivel europeo. Más o menos esto esto es lo que está pasando ahora en el Parlamento de Bruselas y Estrasburgo pero con una salvedad; lo que parecía un pequeño incendio controlado se extiende por toda la Comisión y amenaza con tumbar al Ejecutivo de Ursula von der Leyen. "Cuando el caos se desata es difícil encauzarlo", admite una fuente gubernamental. Y el caos está ahora en el Parlamento comunitario.
Hace unos días, en el Gobierno cargaban contra el PP por bloquear el nombramiento de Ribera, pero confiaban en la cosa se solucionaría. Ahora ya no saben cómo puede acabar este envite. Lo único que está claro es que no habrá cambios. El Gobierno se aferra a Teresa Ribera como comisaria y la mantendrá hasta el final, pese a las dudas sobre su gestión de la DANA, porque, como advierten fuentes del Ejecutivo, aceptar el cambio por Luis Planas sería "una bajada de pantalones".
En el Ejecutivo apoyan a Ribera y no dudan sobre su gestión. Aseguran que "la responsabilidad" es del presidente de la Comunidad Valencia, Carlos Mazón, por no alertar a la población. Un tono que va subiendo contra el ejecutivo autonómico al ver cómo se va quemando el prestigio de la candidata de Sánchez a la vicepresidencia de la Comisión.
Ni rastro de autocrítica en el Gobierno a la CHJ (Confederación Hidrográfica del Júcar). En el entorno de la todavía vicepresidenta tercera no quieren entrar a comentar si, como pide el PP para poder evaluarla, se comprometería a dimitir si acaba imputada.
En el Gobierno tratan de encajar las piezas para ver cómo puede acabar este órdago de Feijóo y, lo que más les sorprende, es que el PP Europeo (EPP), a excepción de Ursula Von der Leyen, lo haya aceptado. En el Ejecutivo ponen el foco en el Congreso que los populares europeos celebrarán, precisamente, en Valencia. Será en mayo de 2025 tal y como anunciaron este pasado mes de julio.
El actual líder Manfred Weber se juega su reelección y estaría buscando el apoyo del PP español. Tras la debacle de los republicanos en Francia y de la casi marginalidad del partido fundado por Berlusconi en Italia, el partido de Feijóo es el segundo más importante del continente, sólo superado por la CDU alemana. En los círculos socialistas creen que si Weber amarra el apoyo español tendría asegurado su puesto y ahí es donde enmarcan que el EPP haya apoyado al PP en su veto a evaluar a Ribera.
Queda por ver cuándo se sabrán los resultados. Lo que los socialistas descartan es que la actual Comisión acabe descarrilando. Pese las malas relaciones personales entre Von der Leyen y Weber, aunque ambos son alemanes, no hay una mayoría alternativa. El EPP junto con ECR (el grupo donde está Meloni) no suma y esto ahuyentaría a los liberales y S&D (socialdemócratas). Uno de los dos es indispensable para formar un Ejecutivo comunitario.
Lo único que se sabe es que los 6 vicepresidentes se votarán en su conjunto y el PSOE quiere a Ribera también tendrá que apoyar también a que Italia tenga un comisario afín a Meloni. La cuestión es cuándo se resolverá el embrollo y si Sánchez o Feijóo acabará cediendo.

