"Vamos a contarles algo que exige por mi parte una explicación (…) una fe de errores". "Yo vengo diciendo que es incomprensible que sea catedrática una señora que no pasó del bachillerato, ya saben ustedes a quién me refiero: a la sublime, a la magnífica, a la extraordinaria, a la superferolítica, a la supercalifragilisticoespialidosa y espídica señora del presidente del Gobierno".
"¿Dónde están las publicaciones de esta doctora?" se preguntaba Federico. Y añadía: "Las obras completas de esta señora, caben en un folio, incluso a veces caben en una cuartilla. Eso me pasa por hablar sin guión".
"Pues bien: hoy Libertad Digital publica en exclusiva, y por primera vez, las Obras escogidas de Begoña Gómez: son seis folios y es la petición (que) me recuerda mucho la que hizo Baltasar Garzón a Emilio Botín en el Banco de Santander que empezaba ‘querido Emilio: si no pagas me descuelgo’ (…)" y terminaba pidiendo dinero.
"Hoy hemos visto que Begoña Gómez ya tiene obras escogidas, me temo que también tiene un negro, que creo que es Barrabés" (…) "estas obras escogidas, básicamente, es la amenaza que se veía antes en los bares de carretera. Antiguamente había un gran bastón, pero un bastón de metro y medio, que ponía debajo ‘si no pagas, me descuelgo’ (…)".
Las Obras escogidas de Begoña Gómez son la amenaza: "Si no pagas, me descuelgo". La carta está dirigida a Marc Simón, ahora presidente de Caixa Bank, entonces vicepresidente de la Fundación La Caixa, en un idioma que parece español, "pero no lo es". "Hay frases que empiezan, pero que no terminan, hay frases que han terminado y no han empezado, es un cacao no maravillao..."
"El impulso analfabético es de Begoña, compartido con Barrabés"... es algo tremendo. "No ha estudiado, no tiene lecturas", igual que Barrabés, pero "van a la pasta, y la pasta se la llevan, eso sí". Dice que no es mucho dinero, "pero la desenvoltura con la que lo pide es impresionante". Usando, "además, a una funcionaria de Moncloa" para sus negocios privados.
El email deja claro que "esta pareja de desahogados tenía por costumbre saquear los bolsillos ajenos", en este caso los de la Caixa.