El Partido Popular se aferra al compromiso anunciado por Carlos Mazón de no optar a la reelección, si no consigue liderar la reconstrucción de Valencia, para intentar avanzar en la crisis abierta. Después de concluir que la dimisión ahora era inasumible, y que anunciarla a futuro les deja en una situación de extrema debilidad, ambas partes han buscado una solución intermedia que, al menos de momento, calma los ánimos.
"Es un gesto que le honra, demuestra generosidad", trasladan dirigentes del partido, aliviados después del huracán vivido los últimos días, donde el foco ha estado sobre el PP y la gestión llevada a cabo por Mazón, a pesar de que el Gobierno de Pedro Sánchez tiene aún mayor responsabilidad como institución superior que dispone de más recursos. La única valoración sobre el discurso de Mazón la hacía anoche la secretaria general, Cuca Gamarra, para decir en un acto en Baleares que "ha rendido cuentas, mientras Sánchez y Ribera miran para otro lado".
La dirección del PP exigía un "compromiso" que "reconciliara parcialmente" a los ciudadanos con la clase política, como dijo públicamente Alberto Núñez Feijóo, que ha estado en contacto con Mazón los últimos días, aunque sin darle instrucciones concretas, sólo consejos, como le gusta presumir al presidente del partido en honor a su etapa como líder autonómico al que siempre le incomodaron las órdenes que provenían de Madrid.
Cualquier decisión, concluyen en el partido, no podía dejarles en una situación peor de la que ya estaban, dado que una nueva investidura les coloca en manos de Vox, cuyo apoyo se torna muy difícil cuando han abandonado los gobiernos con el PP, e ir a elecciones queda descartado por completo ante el castigo que sufrirían en las urnas.
Las expectativas creadas a raíz de esa frase eran altas y no se han visto satisfechas al constatar que, de momento, no habrá asunción de responsabilidades por la gestión, sólo se anuncian a futuro, y referidas a la reconstrucción.
Un discurso inicial insatisfactorio
Después de una comparecencia inicial de Mazón bastante errática, donde insistió en varias ocasiones en hablar de "autocrítica", decir que no eludiría sus "responsabilidades" y pedir "disculpas" por los "errores cometidos", en el PP había sorpresa por la estrategia elegida de no asumir fallos concretos, salvo haber eliminado el vídeo en el que anunciaba que la tormenta iba a amainar.
Hubo incluso temor a que la comparecencia quedara reducida a anunciar la creación de una vicepresidencia para la reconstrucción, además de una consejería de Emergencias, sin hablar siquiera de ceses. "Aún no ha terminado", trasladaban en Génova al ser consultados sobre una valoración del discurso inicial, esperanzados en que la situación pudiera ser reconducida durante el resto del debate.
En el turno de réplica llegó el esperado anuncio del presidente valenciano, después de que el PSOE, rápidamente, se apresurara a exigir su dimisión y elecciones, en un cambio de estrategia repentino tras escuchar cómo Mazón culpaba en exclusiva al Gobierno central de lo ocurrido.
Pendiente, la crisis de gobierno
Fuentes del gobierno valenciano defienden que "ayer no tocaba" hablar de crisis de gobierno, sino comparecer para explicar lo ocurrido y "dar la cara", como defendió Mazón en varias ocasiones al presumir de haber solicitado la comparecencia hace días, a diferencia de la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, que no acudirá al Congreso hasta el próximo miércoles, cuando se cumplirán tres semanas desde la catástrofe y después de haberse sometido al examen para ser comisaria europea, pendiente aún de evaluación.
La posible salida a futuro de Mazón es acogida de buen grado en la dirección del PP, donde muchos dan por seguro que acabará teniendo que renunciar al cargo, dado el daño que ha sufrido su imagen, y que puede seguir agrietándose en los próximos días, según se conozcan más detalles de lo ocurrido. También durante la reconstrucción, donde el barón popular tendrá muy difícil poder reivindicarse.