Polémica en Marbella por un congreso trans que defiende la hormonación y cirugías para menores

Las madres de Amanda, agrupación formada por familias de adolescentes con disforia de género de inicio rápido, se han manifestado este miércoles contra la celebración en Marbella del congreso de la Asociación Profesional Mundial para la Salud Transgénero (WPATH) que, según denuncian, "defiende la hormonación y cirugías para menores autodeterminados trans".

Apoyadas por decenas de asociaciones feministas, estas madres advierten del peligro de estos cursos "orientados a adoctrinar a profesionales con argumentos justificativos de nula solvencia e insuficiente contraste para conducir a niñas y niños a intervenciones irreversibles y a promover el negocio médico-farmacéutico de las hormonas y cirugías".

Así, insisten en que "en un momento en el que países como Reino Unido, Suecia, Finlandia, Noruega, Dinamarca, Irlanda, Estados Unidos, Australia han abandonado o han iniciado una revisión crítica de las terapias afirmativas, España no puede convertirse en el refugio dorado de una pseudomedicina que, despreciando la evidencia y el principio ‘primero no hacer daño’, experimenta con los cuerpos sanos de nuestras hijas y nuestros hijos".

El congreso, que ha tenido lugar en el Hard Rock Hotel de Marbella, se ha centrado en abordar "los fundamentos en desarrollo de género en niños y adolescentes", abogando por la "terapia hormonal", la "cirugía de afirmación de género facial" y la "cirugía de afirmación de género corporal y genital".

Según denuncia Amanda, el objetivo de esta convocatoria es impartir "cursos que están diseñados para entrenar a profesionales de la salud de todo el mundo", en base a los estándares de esta organización, entre los que esta agrupación destaca dos. Por un lado, "abandonar todo diagnóstico de disforia de género a favor de lo que denominan ‘atención afirmativa de género’, considerando y siguiendo solo los deseos del paciente, aunque este/esta sea menor". Por otro, "eliminar los límites de edad mínimos para intervenciones farmacológicas, médicas y quirúrgicas", entre las que se encontrarían mastectomías, cirugías genitales e histerectomías.

Una controvertida organización

En esta línea, las manifestantes recuerdan que una filtración de correos electrónicos de la WPATH desveló el año pasado cómo funcionarios de Biden presionaron a la organización para eliminar dichos umbrales. Además, sus propios archivos también habrían demostrado cómo se permite que "pacientes con graves problemas de salud mental, como esquizofrenia y trastorno de identidad disociativo y otras vulnerabilidades" así como menores consientan tratamientos e intervenciones "que les cambian la vida y que no pueden comprender del todo".

A nivel internacional, son muchos los casos de jóvenes arrepentidos que han salido a la luz. El más famoso, probablemente, el de Keira Bell, la joven británica que denunció y logró el cierre de la conocida clínica Tavistock por suministrarle bloqueadores de la pubertad y extirparle los órganos genitales sin tener en cuenta otros factores que pudieran haber influido en su disforia de género, como la baja autoestima o la depresión, y sin recibir ningún tipo de apoyo psicológico.

En España, la primera denuncia conocida fue la de una joven gallega llamada Susana Domínguez, a la que, con sólo 15 años, le extirparon los pechos y el útero sin detectar el autismo, la depresión y el trastorno esquizoide que padecía y sin supervisión psiquiátrica. "Me arruinaron la vida", llegó a decir tiempo después en una entrevista concedida al diario El Mundo.