
Decía el exprimer ministro italiano Giulio Andreotti, maestro de la estrategia política, que "después de cierto tiempo, las circunstancias se convierten en destino." Eso es lo que le ha pasado a Pedro Sánchez. En 2014, concedió una entrevista para la contraportada de El Mundo y aseguró sin tapujos que sobraba "el ministerio de Defensa".
Diez años más tarde, y ya en el poder, las circunstancias son otras (la guerra en Ucrania y el giro de Trump hacia un nuevo orden mundial). Así que el destino le obliga a ser el presidente del Gobierno que tenga que aprobar el mayor aumento en ese ministerio. Lo hará con bajo la atenta mirada de la OTAN o de la Comisión Europea y con los recelos de los socios que eligió para gobernar.
En Moncloa ya están pensando cómo hacer digerible a los partidos a su izquierda que hay que pasar de un exiguo 1,3% del PIB a un 2% y que tiene que ser antes de 2029. Para hacer el trago más liviano, las máquinas argumentativas se han puesto a trabajar y van a sustituir la palabra "defensa" por "seguridad".
Consideran que es más acertado hablar de la inversión en el campo de la seguridad porque abarca un concepto más amplio que comprar armas y ponen el acento también en otras cuestiones como diplomacia, misiones de paz, cooperación o lucha contra las amenazas híbridas como podrían ser ataques virtuales. No obstante, admiten que ya están en contacto con los militares. Será la cúpula del ejército la que decida las prioridades de compra e inversión con un plan a 15 o 20 años vista.
La primera prueba de fuego para sondear al Parlamento será este jueves cuando Sánchez se reúna de forma presencial con Alberto Núñez Feijóo y con los portavoces del resto de partidos, a excepción de Vox. "Nos permitirá ver dónde está cada grupo, su compromiso con la defensa y con Ucrania", aseguran fuentes gubernamentales que defienden la exclusión de Abascal porque "han sido muy claros". "Si queremos decirle algo a Putin, se lo decimos a él", sentencian.
Lo cierto es que más allá de Vox hay partido como Podemos que coquetean con posiciones próximas al Kremlin pero enmascarados bajo un supuesto pacifismo. En una órbita similar estaría el BNG y Bildu. Tampoco ERC parecía muy favorable. A partir del jueves, Sánchez comprobará donde está cada partido pero en Moncloa tienen claro que, pese a las dudas, Sumar estará de su lado, mientras elogian el "sentido de Estado" que afirman que "siempre" demuestra Yolanda Díaz en cuestiones clave.
Aunque, de momento, lo cierto es que partido rosa no ha dado síntomas de este respaldo. Incluso el ministro de Derechos Sociales, Pablo Bustinduy, ha criticado el actual presupuesto de Defensa y el sector del PCE, integrado en IU, siempre ha mostrado su tibieza con respecto a Ucrania.
Sacarlo sin Presupuestos
Lo paradójico es que sólo habría, de momento, tres grandes partidos favorables a aumentar el gasto militar. Serían PSOE, PP y, si se cumplen los vaticinios de Moncloa, Sumar pero Sánchez siempre ha dinamitado los puentes con los de Feijóo y el encuentro entre ambos se va a diluir con los portavoces del resto de partidos. La cuestión es cómo el Gobierno podría sacar adelante el compromiso que el presidente del Gobierno firmó y exhibió este jueves en Bruselas si no tiene ni Presupuestos y no hay visos de que se vayan a conseguir.
En Moncloa admiten que el gasto "en seguridad" va en las cuentas generales pero ya están ideando otras fórmulas y creen que hay formas de aumentar partidas de forma extrapresupuestarias. No quieren especificar más pero hay una serie de excepciones como fondos para situaciones imprevistas, reasignación de fondos no comprometidos o fondos de reserva. En este último caso, la Ley General Presupuestaria es clara al respecto y señala que tiene que ser votado por el Congreso de los Diputados.
Otra gira internacional
En Moncloa les gusta decir que Sánchez es "economista de formación pero diplomático por vocación". El presidente del Gobierno no oculta cierto desdén por las polémicas domésticas y el ruido que generan sus continuos giros. Tanto es así que, según dicen los que le conocen, por las mañana primero lee la prensa internacional y más tarde la nacional.
Esta semana lo volveremos a ver ya que se saltará la sesión de control del miércoles para continuar una gira que le llevará a un país fronterizo con Rusia: Finlandia. Más tarde, estará en Luxemburgo. En el entorno del presidente admiten que en la ciudadanía hay preocupación y muchas dudas con respecto al cambio del orden mundial.
Pese a todo, no está previsto que Sánchez se dirija al Parlamento hasta finales de marzo. Será en ese momento cuando ya tendrá las conclusiones de su ronda parlamentaria, sepa los apoyos que tiene y se dirija ante la Cámara Baja para exponer su plan de rearme. La circunstancias le obligan.