Alberto Núñez Feijóo salió en defensa este jueves de Vox después de que Pedro Sánchez anunciara que le excluirá de la ronda de contactos con los grupos para informales sobre Ucrania. De manera sorprendente, y sin ser preguntado al respecto, el presidente del Partido Popular quiso pronunciarse, llegando a calificar de "apartheid" este ninguneo a "la tercera fuerza política de España", dijo, poniendo en valor su peso en la Cámara. Un gesto nada menor que no es fruto de la casualidad.
El movimiento dejó al líder de Vox sin argumentos para poder atacar al PP. De hecho, en lugar de denunciar este atropello de Sánchez, Abascal optó por restarle importancia asegurando sentir alivio. "Honor", escribió en X, y retó a Feijóo a ausentarse de la cita acusándole de no hacer oposición a Sánchez.
Al salir en defensa de Vox, más concretamente de sus votantes, el líder del PP cambia de estrategia y, tras obviar las provocaciones de Abascal en un principio, y responder después con virulencia, busca ahora seducir a su electorado por diferentes vías. En primer lugar, evitando atacar directamente a Abascal para no facilitar el ansiado choque de Vox con el PP que tanto favorece su crecimiento. Serán el resto de portavoces los que le den la réplica, en caso de que la intensidad del ataque lo requiera.
Los descontentos con Vox
Un acercamiento que han pedido sectores críticos de Vox, como Iván Espinosa, que ha abogado por un entendimiento entre ambos partidos para hacer frente a Pedro Sánchez, verdadero objetivo del PP. El cambio de estrategia de Feijóo apela también a esa parte del electorado de Abascal que ha ido abandonando el partido, como ha ocurrido recientemente con el general Rosety.
En segundo lugar, el PP ha detectado una brecha importante por la que colarse en su flanco derecho, gracias al giro dado por Donald Trump en política internacional. Su amenaza arancelaria no gusta nada al sector rural, uno de los caladeros de votos de Vox, al que se han dirigido los populares de forma intensa los últimos días.
Trump, de revulsivo a rémora
El partido incluso ha modificado su agenda y ya no sólo se vuelca en presentar medidas sociales sobre conciliación y vivienda, con las que pretende atraer al votante de izquierdas, sino que ha incorporado propuestas para el campo. La semana pasada la dedicó, casi en exclusiva, a mantener encuentros con agricultores y ganadores, a los que ha prometido reducir impuestos y burocracia, llegando a hablar de "desregulación" en la UE.
La apelación a este electorado ha hecho que Vox responda denunciando con mayor intensidad el Pacto Verde en Europa de PSOE y PP, para intentar contrarrestar su defensa de Trump en plena amenaza arancelaria. Una medida que supone un perjuicio inmediato al elevar los precios de venta de los productos, y que preocupa a empresarios y trabajadores.
Vox había depositado parte de sus esperanzas de remontada en la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, que veía n como un revulsivo. Sin embargo, su política compromete la posición de Abascal sobre Ucrania, a la que había defendido hasta ahora, especialmente cuando hablaba sólo como líder de la tercera fuerza política de España, y no como presidente de Patriots, el grupo europeo fundado por el húngaro Orban, cercano a Putin.
Habrá que esperar para conocer si el electorado respalda su alineamiento con Trump, que perjudica ya a otros aliados, como los conservadores en Canadá, que han perdido en los sondeos 5 puntos, mientras que los liberales han remontado más de 20, hasta situarse casi a la par, por el rechazo que provoca el inquilino de la Casa Blanca. Incluso los de Le Pen marcan distancia con el presidente norteamericano, dada la mala prensa que ya tiene en Europa.