
Nunca la ausencia de Pedro Sánchez había marcado tanto la sesión de control al Gobierno. En plena cascada de noticias sobre las cloacas del PSOE, con la dimisión del número dos de Interior todavía caliente y cuando aún colea el escándalo del aforamiento por la causa David Sánchez, el presidente del Gobierno se encuentra en Bruselas junto a Úrsula Von der Leyen para huir de los problemas nacionales. En su lugar, ha tenido que ser Yolanda Díaz la que dé la cara ante tanto escándalo.
"Coincido con usted, señor Bravo, en que los españoles tienen derecho a conocer la verdad, empiecen por decirnos quién era M. Rajoy", respondía la vicepresidenta ante la interpelación del diputado del PP, Juan Bravo, esquivando como podía la corrupción que afecta al Gobierno del que forma parte. Como viene siendo habitual, ni una sola explicación o respuesta a las preguntas de la oposición, aunque esta vez el Ejecutivo iba un paso más allá y se aferraban al caso Gürtel parapetándose en el habitual "y tú más".
Yolanda Díaz se quedaba al frente de la bancada azul, casi vacía con la ausencia también de María Jesús Montero, ante las preguntas de la oposición. La secretaria general del PP, Cuca Gamarra, le acusaba de "quedar de albacea del sanchismo" y "ser la colaboradora necesaria de esta decadencia", mientras el vicesecretario del partido Elías Bendodo decía que "se está comiendo con patatas la corrupción del PSOE", a lo que Díaz respondía sin lograr zafase de la embestida de la oposición.
El portavoz parlamentario, Miguel Tellado, remataba la faena de su partido con la vicepresidenta tercera, aunque su pregunta se dirigía a Sara Aaagesen, acusándola de ser cómplice de la corrupción: "Para lo que ha quedado, para tapar la corrupción del PSOE, esa es su misión, es cómplice de toda la corrupción y la basura que salpica al PSOE; su silencio, a cambio del coche oficial y mucha moqueta. Es usted tan culpable como Sánchez de las cloacas en las que está sumido el Gobierno y el PSOE", le reprochaba.
Félix Bolaños y Fernando Grande-Marlaska eran los otros ministros encargados de intentar sostener el frente, sin demasiado éxito. El ministro de la Presidencia, a preguntas de Borja Sémper que le exigía respaldar a la UCO y la Guardia Civil, recurría también a hablar de la etapa de Mariano Rajoy y de "bulos y fango" para no responder al PP mientras que el ministro del Interior echaba balones fuera sobre la dimisión de su secretario de Estado de seguridad asegurando que se va "por motivos personales".
El PSOE disimula con la militante Leire Díez
Pedro Sánchez no comparecerá tampoco en la Cámara la próxima semana porque no hay sesión de control, lo que le permitirá ganar tiempo para no enfrentarse al caso de Leire Díez, de la que ahora reniegan en el PSOE, a pesar de la ristra de actos socialistas en los que aparece y las imágenes que le tomaron junto a Pedro Sánchez o su mujer, Begoña Gómez. Sin embargo, el partido no ha sido capaz siquiera de abrirle un expediente informativo como militante hasta ya avanzada la jornada, dado el escándalo.
El número tres del PSOE, Santos Cerdán, señalado por el caso de Leire Díez, aseguraba que "con un solo brazo no tengo para tanta mano derecha. Leire es militante y no tiene nada que ver con Ferraz o con la organización", remataba, desentendiéndose por completo de este asunto. Ni siquiera los socios de Sánchez como el portavoz de ERC, Gabriel Rufián, o Enrique Santigo de Sumar, hacían hoy sangre de este asunto con el Gobierno, conscientes de lo delicado de su situación.
