
Santiago Abascal e Ione Belarra han encontrado en los escándalos de corrupción un terreno común desde el que arremeter contra el bipartidismo que representan PP y PSOE. Desde trincheras ideológicas opuestas, Vox y Podemos coinciden en su intento de conectar con un electorado cada vez más desencantado tras el estallido del caso Koldo, rescatando viejas tramas como Gürtel, Kitchen o los ERE de Andalucía.
Ambas formaciones surgieron como respuesta al descontento ciudadano, aunque en contextos y con motivaciones muy distintas. Podemos nació en 2014, al calor del movimiento 15M de 2011, que canalizó la indignación social contra los recortes tras la crisis. Vox, por su parte, se fundó en 2013, impulsado por exdirigentes del PP críticos con la tibieza del partido ante el desafío independentista catalán y con el desgaste provocado por los escándalos de corrupción.
Ahora, ambas formaciones intentan recuperar el impulso que en sus inicios les permitió irrumpir con fuerza en el Congreso de los Diputados. "Lo único que va a resolver el problema de la corrupción en España es construir una alternativa al bipartidismo", defendió Ione Belarra. Una idea que también comparte Santiago Abascal, quien acusa al PP y al PSOE de representar "dos grandes estructuras de corrupción que dañan a España".
Ambas formaciones se reivindican como el contrapeso necesario para sus respectivos aliados ideológicos. Podemos se presenta como el motor que empuja al PSOE a avanzar en derechos sociales, mientras Vox se erige en la alternativa que impide que el PP, al que tilda de "cobarde", se diluya en la moderación. Tanto desde la izquierda como desde la derecha, ambos partidos coinciden en criticar con dureza el acuerdo entre los dos grandes partidos para la renovación del Consejo General del Poder Judicial y el reparto de cuotas en otras instituciones del Estado.
Esa misma lógica de confrontación con el bipartidismo se traslada también al Parlamento Europeo, donde Irene Montero y Jorge Buxadé representan a Podemos y Vox, respectivamente. La exministra y candidata de Podemos a las próximas generales calificó hace apenas una semana la Conferencia de Presidentes como un encuentro "bipartidista del peor hedor". Por su parte, Vox libra su propia batalla en Bruselas contra Ursula von der Leyen y los acuerdos entre populares y socialistas en la Eurocámara. "El tiempo del bipartidismo ha terminado", sentenció Buxadé
Desde Podemos, las críticas contra Pedro Sánchez han alcanzado niveles de máxima dureza. Le acusan de liderar "un gobierno corrupto", de haber llevado al Ejecutivo a estar "en la UVI" y de "robar" a la ciudadanía. No han dudado en tacharlo de "mentiroso" y de carecer de legitimidad para seguir al frente del país, llegando incluso a llamarlo "el presidente de la guerra". Según la formación morada, Sánchez pretende obligarles a elegir entre "lo malo y lo peor", en alusión al Partido Popular, al que sistemáticamente señalan como "corrupto".
Santiago Abascal no ha escatimado en descalificaciones contra Pedro Sánchez, a quien en la última sesión de control llegó a tildar de "indecente, corrupto y traidor". No han faltado otras etiquetas como "embustero", "tirano" o incluso "capo", y ha llegado a calificar al Ejecutivo como una auténtica "porquería". En su cruzada contra el bipartidismo, también ha recurrido al término "mafioso" para referirse tanto al PSOE como al PP. Al líder de los populares, Alberto Núñez Feijóo, lo ha acusado de ser un "cobarde" y un "pinocho".
Frente al desgaste que sufre Pedro Sánchez por el caso Koldo, que amenaza con hacer tambalear al Gobierno, y ante la posibilidad de que resurjan tramas de corrupción de hace más de una década que podrían dañar la imagen del Partido Popular, Podemos y Vox buscan aprovechar la coyuntura para resurgir tras años de dificultades.

