
Miguel Tellado ha sido elegido por Alberto Núñez Feijóo nuevo secretario general del PP para afrontar la nueva etapa que vive España en medio de un auténtico caos político. Los casos de corrupción se solapan con los fallos de gestión en los servicios públicos y la debilidad parlamentaria del Gobierno. Sin posibilidad de acuerdos de Estado, la labor de oposición se convierte en un permanente choque contra Pedro Sánchez, sin espacio para las propuestas en positivo.
Una labor difícil de desempeñar cuyos protagonistas sufren un importante desgaste personal y profesional que no todos están dispuestos a asumir en momentos como este, donde la permanente exposición mediática puede perjudicar las aspiraciones políticas a medio plazo. Para esta tarea, el líder del PP ha elegido también a Ester Muñoz, que ejercerá de portavoz en el Congreso.
Ambos se caracterizan por llevar a cabo un ataque frontal contra la izquierda, con un discurso muy firme y carente de complejos, lo que les ha valido el calificativo de hooligans del PP por parte del PSOE, que no pierde ocasión de responder a las provocaciones de los todavía portavoz parlamentario y vicesecretaria de Educación y Sanidad del partido. Tanto en las sesiones de control como en sus intervenciones ante los medios, siempre provoca la reacción airada de sus adversarios.
"Amigos y compañeros"
Aunque pertenecen a distintas generaciones, Tellado nació en 1974 y Muñoz en 1985, se definen como "amigos", además de compañeros de trabajo. El gallego, mano derecha de Feijóo desde hace diez años en la Xunta, apostó por la leonesa para traerla a Madrid después de que Pablo Casado la relegara como castigo por no apoyarle en las primarias. Corrió la suerte de otros muchos compañeros de partido que fueron penalizados por aquél proceso, lo que provocó una profunda fractura.
La unión del PP es la tarea que Feijóo le encomendó a su lugarteniente cuando fue elegido presidente hace tres años. Como vicesecretario de organización del PP se dedicó a recorrer las provincias y hablar con las distintas agrupaciones para recuperar a las bases, completamente desmovilizadas después del desastre que provocó el paso de Teodoro García Egea por la secretaría general del partido. Una tarea ingente que Tellado seguirá desarrollando desde la oficialidad de un cargo que ya venía desempeñando.
En paralelo, tuvo que asumir las tareas de portavoz parlamentario y "hacer equipo", como destacan sus compañeros, a quien agradecen que "reparta juego" entre los diputados, sin acaparar excesivo protagonismo. Una labor de despacho que ya tiene bastante encauzada Muñoz, quien se declara "reformista pero conservadora". "No hay que cambiar aquello que funciona", asegura sobre su nuevo cometido.
Ambos despiertan la ira de izquierda
En su estreno como nueva portavoz ha provocado ya el enfado de todo el espectro de izquierdas por recordar que la reunión de PSOE y Sumar para abordar el actual momento tan convulso tuvo lugar entre "el partido de Ábalos y el de Errejón", entre "corruptos y puteros", dijo en relación al Gobierno. Su primera intervención mediática como diputada desató también la ira de sus adversarios por señalar los escándalos que rodeaban ya a Pedro Sánchez y recordar las saunas de su suegro.
Tellado ha protagonizado también varias polémicas por su confrontación con el Gobierno. Desde duros enfrentamientos con Francina Armengol, a cruce de descalificativos con el anterior portavoz del PNV, Aitor Esteban, que le llegó a llamar "torpe y maleducado". Ha habido también broncas con el PSOE, como la vez que le reprochó sus pactos con Bildu exhibiendo un cartel con los socialistas asesinados por ETA. El portavoz del PP no se achanta y responde siempre a los ataques, incluidos los de algunos medios que le acusan de insultar con facilidad y tener un discurso faltón.
Sin embargo, los diputados destacan de él que tiene mucha "mano izquierda" para las negociaciones con los grupos. Prueba de ello son las estrepitosas derrotas que ha sufrido el Gobierno en esta legislatura. Una de las más sonadas, la del impuesto a las energéticas, cuyo debate en Comisión se retrasó hasta cinco horas y acabó suspendiéndose ante la confluencia detectada de PP, Vox y Junts. Un hecho sin precedentes, como todos los que Armengol ha protagonizado desde que es presidenta de las Cortes.
Con ella deberá lidiar ahora Muñoz, quien además se enfrentará a las vicepresidentas del Gobierno durante la sesión de control. Algo que ya ha venido poniendo en práctica estos últimos meses al interpelar en varias ocasiones a Yolanda Díaz. Sus choques no pasarán desapercibidos, como no lo hizo su enfrentamiento con Teresa Ribera durante la Dana. Un papel agridulce del que salió muy reforzada a ojos de Feijóo, que le ha dado ahora más responsabilidades, prueba de la confianza que tiene en ella.

