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La "normalización" de Illa: cupo catalán, inmovilismo lingüístico y "Ayuso nos roba"

Los socialistas presumen de haber pacificado la situación en Cataluña mientras asumen los dictados separatistas

Los socialistas presumen de haber pacificado la situación en Cataluña mientras asumen los dictados separatistas
Salvador Illa. | Europa Press

Los partidarios del presidente de la Generalidad, Salvador Illa, suelen acabar todos los debates con el comodín de que ya no arden las calles de Cataluña y el Procés es historia. El argumentario socialista incluye consideraciones sobre la distensión, el reencuentro y la "normalización" de la situación social y política.

Que Salvador Illa cumpla sus funciones institucionales con los Reyes es blandido también como una prueba irrefutable de las bondades del "Govern de tothom" (el Gobierno de todos), uno de los eslóganes de la Generalidad. La educación de Illa con Felipe VI resulta ser un factor disruptivo en la política catalana después de los delirantes años de Mas, Puigdemont, Torra y Aragonès.

Sin embargo, la investidura de Salvador Illa es la que más les habrá costado jamás a los españoles. El acuerdo mediante el que ERC se comprometía a convertir a Illa en el presidente de la Generalidad incluía el cupo catalán, el concierto vasco en Cataluña o según la fábrica de eufemismos socialista, la "financiación singular" de Cataluña.

Si el gran trofeo de Puigdemont fue la amnistía a cambio de investir a Sánchez, el de Oriol Junqueras fue ese concierto que supone la destrucción de la caja común y la independencia fiscal de Cataluña a todos los efectos, un panorama catastrófico con riesgos potenciales como otra desbandada general de empresas. No en vano, Cataluña es reconocida como un "infierno fiscal".

Hechos consumados en financiación

En su primer año de legislatura, Illa ya ha dado la orden de activar la Agència Tributaria de Catalunya. Queda mucho camino por recorrer, se requieren cambios legislativos en el Congreso de gran calado y tanto Podemos, como algunas facciones de Sumar ya han anunciado su oposición frontal. Sin embargo, Illa opera con una política de hechos consumados para satisfacer las exigencias de ERC. Ya se ha encargado a Indra el diseño de lo que será la agencia catalana y que prepare un calendario para la gestión y recaudación del IRPF. La intención es que la "Agència" se haga cargo de la Renta en 2028.
Para tapar las consecuencias de estos primeros pasos en dirección al concierto catalán, Illa, que es presentado generalmente como un político de formas exquisitas, no ha tenido reparo en arremeter contra loa presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, a quien acusa de "acumulación insolidaria" de recursos y de practicar el "dumping" fiscal.

Contra Ayuso, Illa no duda en adoptar unas formas específicamente sanchistas, lo que le hace indistinguible de otros barones como Óscar Puente. La cumbre de presidentes autonómicos celebrada en Barcelona también fue el escenario de otra bronca con Ayuso, quien se negó a participar en la componenda de las lenguas cooficiales. El dirigente socialista ha enarbolado una suerte de "Ayuso nos roba" sin complejos. La respuesta de Díaz Ayuso fue contundente: "La Comunidad de Madrid aporta el 80% de su recaudación; el 70% de la caja común. Solo con el margen regional bajamos los impuestos mientras la Generalidad fríe a los catalanes para sus negocios a costa de todos los españoles".

El presidente de Sociedad Civil Catalana (SCC), Àlex Ramos, no tiene dudas a la hora de hacer un balance sobre el primera año de legislatura teóricamente no separatista. "La política lingüística de la Generalitat no sólo es excluyente y conculca derechos fundamentales, sino que, bajo el pretexto de "salvar" el catalán, oculta una realidad social bilingüe desde hace siglos. Esta discriminación institucional del español nos hace perder oportunidades a nivel internacional, económico y social", señala Ramos.

En cuanto a la financiación, el dirigente constitucionalista asegura que "fulmina la igualdad entre los españoles, la solidaridad entre los territorios y favorece la fractura de España. Cualquier modelo de financiación autonómica debe poder aplicarse de forma plural y dentro del régimen común. Sin ir más lejos, de las cuatro autonomías gobernadas por socialistas, la mitad están en contra de establecer "cupos vascos".

La versión del separatismo

El independentismo opina todo lo contrario. Para ese sector, Illa es la encarnación del españolismo más rancio y desacomplejado, una especie de caballo de Troya del "unionismo" que habla en español, ha introducido la bandera de España en el Palacio de la Generalidad, le hace la pelota al Rey del 3-O (en alusión al discurso de Felipe VI contra el golpe de Estado) y tiene una agenda de "normalización" contraria a los valores "eternos" de la catalanidad. Según Junts, Illa encarna la "desnacionalización" de Cataluña.

En el PP, por contra, acusa a Illa de impostor, recuerdan cuando asistía a los actos de SCC en contra del "Procés" y lo identifican como un miembro del siniestro trío de La Mareta, junto al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y al expresidente José Luis Rodríguez Zapatero. Su reciente viaje a China, la reunión sin cámaras con los directivos de Huawei y los ataques a Isabel Díaz Ayuso marcan el balance de la formación conservadora sobre el desempeño de un Illa que dice a quien le quiere oír que todas las comunidades de España podrán acogerse a una financiación como la catalana.

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