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Sánchez se blinda en su visita a las zonas incendiadas para no repetir la fuga de Paiporta

El presidente se rodea de una comitiva para evitar el contacto con los afectados por los incendios.

El presidente se rodea de una comitiva para evitar el contacto con los afectados por los incendios.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante su visita al Puesto de Mando Avanzado del incendio de Jarilla, en Cáceres. | EFE

El presidente del Gobierno acostumbra, desde hace años, a evitar el contacto directo con los españoles, dada la reacción en contra que suscita su presencia. Los constantes abucheos, gritos y quejas a los que debe enfrentarse cuando sale a la calle, le han vuelto cada vez más cauteloso, hasta el punto de rehuir siempre que puede este tipo de situaciones. Es lo que está ocurriendo con sus visitas a las zonas afectadas por el fuego.

Según ha podido saber Libertad Digital, en su viaje a Cáceres se rodeó sólo de alcaldes y cargos del PSOE que pudieran aplaudirle, sin presencia de vecinos afectados por las llamas, y no permitió turno de preguntas a la prensa cuando compareció ante los medios. La que realizó después en Zamora fue una visita relámpago que, además, adelantó sobre las hora prevista para evitar abucheos que se produjeron igualmente. Tampoco en su visita a Orense se reunió con los afectados y, aunque sí permitió alguna pregunta de los medios, el golpe de calor sufrido por una periodista le llevó a suspender de manera abrupta la rueda de prensa.

El operativo desplegado en Extremadura era todavía mayor, para evitar cualquier tipo de reproche vecinal que pudiera ser captado por las cámaras. El objetivo, cuidar su imagen, muy deteriorada por las polémicas políticas que afronta. También a nivel físico, como se aprecia en la pérdida de peso que ha sufrido este verano, donde ni siquiera el moreno vacacional le ha permitido camuflar su deterioro.

El antecedente de Paiporta

La última vez que Sánchez se acercó a visitar una zona devastada por la naturaleza con presencia vecinal fue en Paiporta, después de la Dana. Lo hizo junto a los Reyes de España, cuya asistencia parecía garantizar la tranquilidad de los ciudadanos que, habitualmente, se muestran cercanos y agradecidos con sus Majestades. Sin embargo, la indignación era tal que se produjeron altercados y, en medio de los ataques que protagonizaron algunos afectados, el presidente decidió huir rodeado de sus escoltas. Una actitud muy distinta a la de Felipe VI y la reina Letizia, que se quedaron a recibir el chaparrón.

La escena añadió un nuevo motivo de enfrentamiento entre el Gobierno y la Casa Real, dada la mala imagen que ofreció el presidente. La relación entre ambas instituciones es tensa desde hace años por los constantes desprecios del jefe del Ejecutivo al monarca. Para ahorrarse el reproche de los ciudadanos, Sánchez opta ahora por visitar las zonas afectadas por las llamas sin recibir a las víctimas.

Hace apenas tres años, en el incendio de La Culebra, sí tuvo contacto con algunos vecinos que le trasladaron su indignación y criticaron su gestión. También en 2022 visitó más de una decena de veces La Palma, después de la erupción del volcán, aunque no recibió a los vecinos afectados pero sí se dejó ver paseando por las calles de algunos municipios. El blindaje, ahora, es aún mayor después de lo ocurrido en Valencia.

En sus encuentros con los presidentes autonómicos del PP, el gallego Alfonso Rueda y la extremeña María Guardiola, el presidente volvió a prometer más medios para extinguir las llamas, que siguen sin llegar. Después de presumir de gestión y despliegue de efectivos, Sánchez insistió en su pacto de Estado contra la emergencia climática, que activará a partir del mes de septiembre, como solución al desastre. Un acuerdo para el que sigue sin llamar a Alberto Núñez Feijóo.

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