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Feijóo no descarta enfrentarse a Von der Leyen por la política agraria en pleno ascenso de Vox

El líder del PP se vuelca con el campo y la inmigración apostando por medidas más contundentes.

Alberto Núñez Feijóo junto a Miguel Tellado y Alma Ezcurra en Aranjuez. | PP

Alberto Núñez Feijóo se ha marcado tres objetivos este curso político que considera claves para un posible cambio de Gobierno. Presentará medidas de regeneración institucional, incluida una lista de 100 leyes a derogar; propuestas para endurecer el control migratorio, en línea con las que plantean la mayoría de países europeos; y cambios legislativos en defensa del campo, aun a riesgo de "enfrentarnos con nuestro partido en Europa, si fuera necesario".

De esta forma se pronunciaba el presidente del Partido Popular en una rueda de prensa desde Aranjuez, en referencia al Presupuestos plurianual europeo, que prevé dentro de dos años un recorte del 20% para los fondos de la PAC, medida contra la que se ha manifestado el grupo liderado por Esteban González Pons y la propia Dolors Montserrat, secretaria general del PPE.

La posibilidad de votar en contra del gobierno del que forman parte en la Comisión Europea, y que preside su colega de partido, Úrsula Von der Leyen, sólo se dio con la elección de Teresa Ribera como comisaria europea por su responsabilidad en la Dana como ministra de Transición Ecológica. Sin embargo, hacerlo en contra de una iniciativa es un salto cualitativo y da cuenta del interés del PP por defender a los agricultores, uno de los caladeros de votos de Vox por su rechazo a las políticas verdes y la burocracia europea.

El campo, clave en el nuevo ciclo electoral

"Hemos de modificar nuestra legislación medioambiental y volver a escuchar a los agricultores, ganaderos y pescaderos, y reorientar la Política Agraria Común y no recortarla de una forma abrupta", defendió Feijóo, que criticó "la soberbia de quienes pretenden pontificar sobre el campo sin conocerlo, desde el Paseo de la Castellana". Vox utiliza de manera recurrente los acuerdos que el PP tiene en Europa con los socialistas para equipararlos con el PSOE porque "votan lo mismo".

El campo es un asunto especialmente sensible en Castilla y León, primera región que celebrará elecciones en 2026, y donde Alfonso Fernández Mañueco se la juega tras un verano muy complicado por los incendios. Los de Abascal han llegado a presentar una denuncia contra él por homicidio imprudente, tras la muerte de un bombero durante la extinción de las llamas.

El choque entre ambos partidos es, por tanto, absoluto, en la comunidad donde se estrenaron gobernando en coalición. Una alianza en la que Vox parecía salir perjudicado, engullido por el PP y después de sufrir una importante crisis interna con la salida del que fuera vicepresidente de Castilla y León, Juan García-Gallardo. El objetivo de los de Abascal es volver a ser decisivos, al igual que a nivel nacional.

La inmigración

Para lograrlo, su puntal es la inmigración. Asunto en el que el PP se volcará en los próximos meses, centrando su discurso en pedir un mayor control migratorio en origen y en la frontera. Feijóo rechazó este lunes, además, "las leyes que atentan contra la dignidad de la mujer porque no tienen cabida en España", en referencia al islam, después de rechazar el burka, aunque no el velo islámico.

"Debemos abrir un tiempo nuevo en la política migratoria", defendió, recordando que en Europa todos los países se replantean estas medidas. "Sólo hay un Gobierno que niega que el descontrol migratorio sea un problema, no hay política migratoria más inhumana que no tenerla", dijo Feijóo, que marca ciertas distancias con Abascal en su discurso cuando pide, por ejemplo, hundir el Open Arms.

En conversación informal con periodistas tras la rueda de prensa, el presidente del PP restó importancia al ascenso de Vox en las encuestas recordando que le sitúan, en el mejor de los casos, en el resultado que obtuvo en 2019. El PP, sin embargo, ronda los 150, cuando hace seis años estaba en los 89. Aún así, dice "no conformarse con 150", suficientes para gobernar en solitario al sumar más que el resto de la izquierda junta y necesitar sólo la abstención de Vox. Dijo, además, que "en el último momento" los electores "elegirán la papeleta azul en lugar de la verde".

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