
El Gobierno respira, por ahora, aliviado. Durante toda la mañana, mientras se esperaba a que el juez del Tribunal Supremo decidiera si dictaba prisión preventiva para el exsecretario de Organización del PSOE tras su no declaración ante el Alto Tribunal, desde Moncloa se trasladaba un mensaje de "máxima tranquilidad", recordando que se trata de un proceso judicial abierto. No obstante, ya desde primera hora aseguraban que, a estas alturas, la medida de prisión provisional "carece de mucho sentido".
En relación con los sobres con dinero en efectivo y las nuevas informaciones sobre Ábalos, fuentes del PSOE admiten que se trata de datos "llamativos", aunque aseguran no estar sorprendidos, escudándose en que actuaron en cuanto se conoció el auto. "Tardamos horas", deslizan desde Moncloa aludiendo al escándalo de Santos Cerdán señalado por un informe de la UCO por cobrar comisiones en la adjudicación ilegal de obras públicas. Pese a la gravedad de las acusaciones, el PSOE se limitó entonces a unas declaraciones del presidente Sánchez en las que pidió "perdón" a la ciudadanía y admitió que "no debieron confiar en él"
En privado, el Gobierno reconoce que un hipotético ingreso en prisión de Ábalos sería un duro golpe para el PSOE, especialmente tras el encarcelamiento de Santos Cerdán. En este caso, existe cierto recelo dentro del Ejecutivo por el tiempo que Cerdán lleva en prisión preventiva. Aunque con cautela, en el Gobierno esperan que dicha medida se sustente en indicios sólidos que lo vinculen con la causa.
"No hagamos ningún tipo de especulación", trasladaba en los pasillos del Congreso la vicepresidenta primera, María Jesús Montero. "Yo no me dedico a la justicia, pero quien la haga que la pague", afirmaba por su parte la ministra Diana Morant. El portavoz socialista en la Cámara ha pedido que "todo este proceso acabe cuanto antes".
A pesar de que el Supremo haya decidido dejar en libertad a Ábalos, el grupo socialista observa con cierta inquietud qué decisión tomará el exministro respecto a su acta como diputado, especialmente teniendo en cuenta la frágil aritmética parlamentaria que sostiene al Ejecutivo. Desde el Gobierno insisten en que su eventual marcha no supondría una gran pérdida, recordando que su voto "nunca ha sido imprescindible". Sin embargo, la realidad es que muchas votaciones se resuelven por márgenes muy estrechos, uno o dos votos, y su presencia ha sido determinante, como ocurrió la semana pasada con el decreto sobre el embargo de armas y la ley de movilidad sostenible, en las que se recurrió a Ábalos ante la falta de apoyos cerrados entre los socios.

