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Sánchez tira la toalla con la oficialidad del catalán en la Unión Europea

El Gobierno renuncia a cumplir con una de las exigencias de Puigdemont ante la persistente negativa de la mayoría de los Estados miembros.

l presidente del Gobierno, Pedro Sánchez y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, en una imagen de archivo. | Pool Moncloa / Fernando Calvo

El Gobierno de Pedro Sánchez ha decidido dejar de hacer el ridículo en la Unión Europea con la oficialidad del catalán. La medida, que el Ejecutivo introducía de manera recurrente en la agenda del Consejo de Asuntos Generales de la Unión Europea, ya no consta en el encuentro de este mes de octubre, según ha confirmado el secretario de Estado para la Unión Europea del Gobierno, Fernando Sampedro.

A pesar de las constantes negativas y de las reticencias de la mayoría de los Estados miembros de la UE para un asunto que requiere unanimidad, el Gobierno insistió, empujado por Junts, el partido del prófugo Carles Puigdemont, en cada una de las reuniones. La amenaza de romper con el Gobierno era la carta empleada por el líder golpista catalán para obligar al Ejecutivo español a someterse a la humillación de presentar una propuesta aun a sabiendas de que la mayoría de los Estados no aceptan la medida por razones logísticas y presupuestarias, entre otras.

El Gobierno se había comprometido a correr con todos los gastos de la oficialidad del catalán (en el paquete incluía el gallego y el vasco para evitar agravios comparativos) y ante las negativas llegó a culpar al PP de maniobrar con llamadas a los gobiernos europeos de su cuerda para vetar la iniciativa.

Puigdemont culpa a Franco, al PP y al Gobierno alemán de que el catalán no sea oficial en la UE

El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, no cejó durante meses en su empeño hasta el punto de ser felicitado por Carles Puigdemont por el celo que ponía en el asunto. Sin embargo, cuanto más insistía el Ejecutivo español más refractarios se volvían los demás gobiernos, entre ellos el alemán, el francés y el italiano. La posición comunitaria era que la entrada del catalán daría pie a que pudiera incluirse el ruso como lengua oficial de la Unión Europea dada la extensión de su uso en los países bálticos miembros de la UE.

"España seguirá insistiendo"

Ha sido el secretario de Estado para la UE, Fernando Sampedro, quien ha asegurado que el asunto "no tiene por qué estar siempre en la agenda formal, pero España lo seguirá tratando y seguirá insistiendo". A pesar de la experiencia, Sampedro se ha mostrado optimista: "No cesaremos en su defensa y esperamos tener progresos", ha declarado en la previa de la reunión de este octubre. Sampedro, en la línea de su superior Albares, ha llegado a asegurar que confía en que el catalán será oficial en Europa "muy pronto".

La oficialidad del catalán en la UE fue uno de los asuntos que Puigdemont acordó con el PSOE para dar su apoyo a la composición de la Mesa del Congreso y a que Francina Armengol, la expresidenta socialista de Baleares, fuera la presidenta de la cámara. El pacto incluía que el catalán también fuera oficial en el Congreso, lo que ha facultado a los diputados independentistas a emplear ese idioma en todas sus intervenciones. A pesar de ello, los nacionalistas se siguen escandalizando y poniendo caras de asombro e indignación cada vez que un diputado (del PP y Vox) utiliza el español en el parlamento catalán.

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