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Yo sí creo que la ruptura de Junts es un cambio importante (pero soy el único que lo piensa)

La ruptura de Junts con el PSOE cambia por completo la legislatura, aunque la relación ya estaba muy degradada y no lleve a elecciones de inmediato.

Hay que reconocer que casi nadie lo piensa, pero algunos sí creemos que la ruptura entre Junts y el PSOE, o entre Carles Puigdemont y Pedro Sánchez si preferimos decirlo así, sí supone un cambio sustancial en la legislatura.

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Esto, por supuesto, no implica la salida inmediata de Sánchez de Moncloa porque no va a haber, ni ahora ni en unos meses, una moción de censura apoyada por Junts, por muy instrumental que la pinten.

Pero eso no quiere decir que no estemos ante un hito, algo que marcará un antes y un después y que va a hacer muy difícil, por no decir imposible, que la legislatura dure tanto como le gustaría a Pedro Sánchez.

En primer lugar por lo más obvio: se ha acabado la posibilidad de aprobar nada en el Congreso, algo que sería letal para cualquier Gobierno, que lo es menos para un político como Sánchez, pero que sí es dramático en su situación: acorralado por la Justicia y los informes de la UCO, el Ejecutivo necesita más que nunca poder mantener viva una agenda legislativa, aunque sólo sea para poder controlar la agenda informativa alguna semana.

Sin embargo, probablemente lo peor para Pedro Sánchez y los suyos no es esa parálisis legislativa, sino algo en principio menos importante pero que ahora sí es esencial: el Gobierno lleva toda la legislatura ligando su legitimidad al hecho de que había una "mayoría progresista" en el Congreso, a que eran más, como dijo el presidente, a que podían seguir aprobando leyes, aunque algunas no superasen el trámite.

Ahora eso se ha terminado: si Puigdemont cumple su amenaza –y lo más probable es que la cumpla porque lo contrario sería un ridículo horroroso incluso para el presidente de la república de ocho segundos– se han acabado las leyes, se ha acabado la mayoría de investidura y se ha acabado el "somos más". A partir de este momento ya son menos a ese lado del muro. Y bastantes menos: lo más probable es que la decisión de Puigdemont envalentone también a Podemos y la oposición sume más de 180 escaños.

Y aquí tenemos ya alguna buena noticia, por ejemplo el hecho de que no se va a aprobar la llamada Ley Bolaños, la puñalada a la democracia y la separación de poderes que ha pergeñado el triministro de Justicia con un único propósito: salvar al PSOE y al propio Pedro Sánchez de sus gravísimos problemas legales.

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No cabe ninguna duda de que Pedro Sánchez va a intentar seguir en Moncloa porque no tiene ningún respeto ni por las formas ni por el fondo de la democracia –además de que es su única defensa legal efectiva–, pero por mucho que se empeñe un Gobierno sin mayoría, sin agenda legislativa, sin controlar la agenda informativa y sin relato no es un Gobierno: es una agonía.

Eso sí: por desgracia, sobre todo para España, se trata de una agonía que puede durar bastante.

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