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Recortes en educación

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Recortes en educación
Enviado por mala el día 11 de Mayo de 2012 a las 11:23

Que los profesionales de la educación tienen todo el derecho a convocar actos de protesta y manifestaciones en contra de las reformas, me parece justo y legitimo.
Que se sirvan de su condición, autoridad y ascendencía sobre los niños para utilizarles de parapeto y pancarta de sus reivindicaciones, me parece rastrero, manipulador y canallesco.
Y esto es lo que ha sucedido esta semana en el Colegio Publico Ana de Austria de Fuensaldaña, Valladolid, donde bajo el telón de una pretendida "fiesta", para la que debian de vestirse de verde, han sacado a los niños al patio, incluidos los de infantil, menores de 6 años, a corear la bonita canción: "EN ESTE COLEGIO NO QUEREMOS RECORTES", explicandoles que el actual gobierno quería quitar el dinero al colegio.
Independientemente de lo legitimas que puedan ser las protestas sobre los recortes, creo que la burda manipulación de niños tan pequeños implicandoles en sus desavenencias politicas, dice muy poco acerca del nivel de madurez de estos pretendidos "educadores" en cuyas manos dejamos el devenir de nuestros hijos.
cuando todo vale, incluso lo más “rastrero” para que al final sólo vale para desacreditar un determinado cuerpo de funcionarios. (++)
Enviado por euterpe el día 11 de Mayo de 2012 a las 19:23
hace tiempo que mi capacidad de asombro ya
estaba al límite, pero cada día de nuevo me doy
cuenta de que esta capacidad es un pozo sin fondo

Sea bien venido/bienvenida a este solitario callejón
donde se puede hablar de todo y donde
personalmente yo me lo paso muy bien.Espero y
deseo que no fuera la única para compartir buenos
momentos.

un saludo
Un exceso condenable por varias razones:
Enviado por Hein el día 14 de Mayo de 2012 a las 20:53
-Por la utilización de los alumnos como si fueran un
mero instrumento al alcance del docente, unas
cositas que se pueden usar porque están a la mano
y sirven al personal interés del profesor.
-Por el desprecio que supone a la opiniones y
deseos de los padres, que no tienen por qué
coincidir con la de los (malos) profesionales que
cometen tal atropeyo.
-Por la despreciable intención manipuladora de las
conciencias aún en formación; una explotación
abusiva de la posición dominante del docente para
infundir una determinada ideología o unos
determinados hábitos de comportamiento, para nada
indiscutibles.
-Porque, en definitiva, así se daña la confianza
necesaria en el sistema educativo y sus
trabajadores que, con este comportamiento, ponen
de manifiesto cómo acaso carecen tanto de las
aptidudes como de la responsabilidad imprescindibles
para la transmisión de conocimientos y valores.