Fum

Quería haber escrito, fumíguese, cójase a la sociedad, apártense los buenos ciudadanos, ya que todos cabrían en un arca bien construida, y fumíguese al resto de personal maloso, a los ladrones de ilusiones, a los bastardos egoístas, a los trileros ideológicos, a esos marranos que han ocupado nuestras vidas y se empeñan en dirigirlas con engaño, o nosotros o el fin del mundo, nos venden, por ni vosotros, ni los otros, ni el resto cuyo afán es ocupar vuestro sitio para no mejorar nada, una catarsis, se trata de eso.

Quería haber escrito eso después de algúnos meses sin aparecer por aquí, pero a nada que me he dado un respiro, no veo en mí mas que un desencantado, un desmoralizado, un incrédulo , pero sin vocación de desratizador, por tanto cambiaría el concepto de fumigación, por el de "reformista" que está siempre tan de moda, y eso implica métodos menos "exterminadores", y analizar la forma de que sin utilizar el fluss, fluss, venenoso, tratando de convertirme en un mentiroso a la altura de los que tan bien viven a nuestra costa.

Antonio Paretto, estableció una ley de distribución, actualmente aún empleada en el mundillo del marketing y las ventas, decía el bueno de Antonio, mas o menos, que la buena dsistribución se debía atener a una regla, denominada 80/20, osea, que con ciertos matices para cada caso, el 80% de la mandanga debe ser "gestionada" por el 20% del personal, el siguiente 30% debería "gestionar" el 15%, y el resto de personal debería conformarse con el 5% de lo que haya quedado, y coño, aunque yo mismo lo haya empleado en mi vida profesional con buen resultado, no me resulta justo, al igual que la parábola del hijo pródigo, que no logro entenderla, ni digerirla.

No quiero admitir que pajarracos de negra pluma se quieran comer hasta las tripas de las víctimas, tampoco puedo admitir, que pesos muertos colgados en los huevos de una sociedad ambiciosa y con capacidad para crear riqueza, impidan el despegue, para sólo parasitar sin aportar nada, esos sanguijuelas, o garrapatas del "ahora nos toca a nosotros",

Al final poco queda en que confiar, y desde luego casi nadie en quien creer, pero mas bien no pensamos en eso, o se nos vendría de nuevo a la cabeza lo de la fumigación y la catarsis, vaya a ser que encima nos castigue nuestro señor, por se cornudos y apaleados y encima desearles el mal al prójimo mas próximo, Dios nos guarde.