Tu paga, que yo te defiendo.
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Tu paga, que yo te defiendo.
Enviado por Casio el día 6 de Diciembre de 2012 a las 18:18
Un paquidermo modorro, sobrealimentado y lento de reflejos, pretende ser nuestro adalid, el defensor de nuestras vidas y haciendas, sudoroso y exhausto por su exceso de peso acumulado entre comilonas y francachelas pagadas con nuestro dinero.
Ese aparato monstruoso llamado estado, es insaciable, y centra todo su poder en sus bufidos amenazantes, que ya sólo amedrentan a los ciudadanos que nada deberían temer, y que son sus proveedores y su sustento, mientras que los malignos, que conocen bien de sus deficiencias, se burlan de sus aspavientos y de las leyes que promulga.
Para cada caso a resolver, cientos de células grasientas se lanzan entorpeciéndose unas a otras y solapándose, formando una costra difícil de disolver, y que tapa todo crimen que pretendía evidenciar, jueces, fiscales, abogados y su brazo ejecutivo, se encargan de que asuntos infecciosos no sean públicos, con lo que el pueblo vive en la inopia.
Por otra parte, los malosos, se han transformado en justicieros populares, y cuando niegan su voluntad a la ley, lo hacen con el desparpajo del que nada tiene que temer, sus asesores se encargan de mostrar al paquidermo sus debilidades, y hacerle ver lo que le conviene, y el paquidermo accede, formando una extraña pareja con el dragón maligno.
Demasiado cuerpo para algo tan ineficaz, demasiadas leyes que nunca se cumplen, si el imputado fuere algún personaje famoso o un político, que como dijo el representante de un sindicato policial, hace que los dossiers desaparezcan entre una maraña burocrática hábilmente manoseada por las oficinas siniestras del aparato, las cloacas infectas.
Ni siquiera cabe la solución de matar al monstruo, que no por lo inútil deja de ser demasiado fuerte para ciudadanos indefensos como bebés, hay que esperar que muera por glotonería o fallo cardíaco, ya que por inanición será también imposible por estar retro alimentándose de nuestra sangre, y solo tras nuestra muerte devendría la suya.
Sórdido panorama el de nuestro futuro, es como mantener a una amante gorda, fea y vieja, que no nos gusta nada, que encima es carísima, y que para colmo de desgracias se la benefician las moscas cojoneras de los que se niegan a darnos cobertura ciudadana, y saltan del barco a nada que el chapoteo de la marejada humedece la cubierta.
Ese aparato monstruoso llamado estado, es insaciable, y centra todo su poder en sus bufidos amenazantes, que ya sólo amedrentan a los ciudadanos que nada deberían temer, y que son sus proveedores y su sustento, mientras que los malignos, que conocen bien de sus deficiencias, se burlan de sus aspavientos y de las leyes que promulga.
Para cada caso a resolver, cientos de células grasientas se lanzan entorpeciéndose unas a otras y solapándose, formando una costra difícil de disolver, y que tapa todo crimen que pretendía evidenciar, jueces, fiscales, abogados y su brazo ejecutivo, se encargan de que asuntos infecciosos no sean públicos, con lo que el pueblo vive en la inopia.
Por otra parte, los malosos, se han transformado en justicieros populares, y cuando niegan su voluntad a la ley, lo hacen con el desparpajo del que nada tiene que temer, sus asesores se encargan de mostrar al paquidermo sus debilidades, y hacerle ver lo que le conviene, y el paquidermo accede, formando una extraña pareja con el dragón maligno.
Demasiado cuerpo para algo tan ineficaz, demasiadas leyes que nunca se cumplen, si el imputado fuere algún personaje famoso o un político, que como dijo el representante de un sindicato policial, hace que los dossiers desaparezcan entre una maraña burocrática hábilmente manoseada por las oficinas siniestras del aparato, las cloacas infectas.
Ni siquiera cabe la solución de matar al monstruo, que no por lo inútil deja de ser demasiado fuerte para ciudadanos indefensos como bebés, hay que esperar que muera por glotonería o fallo cardíaco, ya que por inanición será también imposible por estar retro alimentándose de nuestra sangre, y solo tras nuestra muerte devendría la suya.
Sórdido panorama el de nuestro futuro, es como mantener a una amante gorda, fea y vieja, que no nos gusta nada, que encima es carísima, y que para colmo de desgracias se la benefician las moscas cojoneras de los que se niegan a darnos cobertura ciudadana, y saltan del barco a nada que el chapoteo de la marejada humedece la cubierta.
Ferpecto. Como siempre, vamos! Y aunque digno de Goscinny, se te ha deslizado un tremendo -------->
Enviado por Aznarfan el día 6 de Diciembre de 2012 a las 18:33
error en tu lúcida vivisección de la Expaña actual, caro Casio: La grasa.
El tocino, el tejido adiposo, el sebo que ha puesto a esta pobre Expaña como una gorda africanoamericana comprando en Wall Mart.
Esa materia es la política.
El tocino, el tejido adiposo, el sebo que ha puesto a esta pobre Expaña como una gorda africanoamericana comprando en Wall Mart.
Esa materia es la política.
Me gusta que el que quiera compartir su tiempo, mejore el pensamiento y vuelque su imaginación en el texto. Gracias
Enviado por Casio el día 6 de Diciembre de 2012 a las 18:41
Avez plaisir, y además me honro.
Enviado por Aznarfan el día 6 de Diciembre de 2012 a las 18:42
Ese paquidermo que dice defendernos, ++
Enviado por quejio el día 6 de Diciembre de 2012 a las 19:29
No solo son muchas las veces que hace la vista gorda cuando nos ofenden y agravian, sino que suele ponerse del lado de nuestros agresores, e incluso en ocasiones él mismo -por error, ceguera, conveniencia, por venganza o simple mala leche- arremete contra cualquiera y le mete el cuerno por la barriga, destrozándole la vida para siempre.
Este paquidermo nos protege desde la misma óptica que el ganadero protege a su ganado de los lobos, o sea que lo que protege es su leche, su lana y su carne.
Saludos
Este paquidermo nos protege desde la misma óptica que el ganadero protege a su ganado de los lobos, o sea que lo que protege es su leche, su lana y su carne.
Saludos