Cómo lo recogen distintas culturas
El diluvio, un mito universal
El estreno de la última superproducción hollywoodiense, Noé, protagonizada por Russell Crowe y dirigida por Darren Aronofsky, es una buena excusa para revisar un mito, el del diluvio universal, que recogen muchísimas culturas antiguas en los cuatro puntos cardinales del globo terráqueo, desde los sumerios hasta los mayas.
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Sumerios
La civilización sumeria es, probablemente, la primera que recoge el mito de un diluvio universal lanzado por los dioses para acabar con la humanidad. Se recogía en la tablilla reproducida en el dibujo, del siglo XVII a.C. y descubierta por el estudioso Arno Poebel. Uno de los dioses decidió avisar a Ziusudra, el rey-sacerdote de Shuruppak y le ordenan fabricar una gran nave en la que sobrevivió a los siete días de lluvia.
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Acadios
El imperio Acadio también tuvo su propia versión del mito del diluvio, muy similar a las de sumerios y babilonios pero con su propio héroe: Atrahasis, que salva a la humanidad de la inundación después de haberla salvado de plagas y otros desastres durante miles de años. Lo mejor es la razón por la que todas las catástrofes se abaten sobre la humanidad: que es demasiado ruidosa. En la imagen, la tablilla cuneiforme con el relato de Atrahasis que se guarda en el British Museum
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Babilonios
La cultura babilonia tenía su propia versión del diluvio universal en el poema épico de Gilgamesh, recogido en su versión más completa y extendida entre los siglos XIII y X antes de Cristo. Podemos encontrar la historia en una tablilla que se guarda en el British Museum -en la imagen- y en la que el héroe que había superado el diluvio, Utnapishtim, se la cuenta a Gilgamesh. Por cierto, a cambio de su papel como salvador de la humanidad y los seres vivos Utnapishtim había sido convertido en inmortal
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Judíos y cristianos
El diluvio bíblico es la versión que mejor conocemos de la historia y la que recoge, al menos en parte, la película protagonizada por Russell Crowe. Yahveh decide castigar a la humanidad pero advierte a Noé de que construya su arca y salve en ella una pareja de cada especie viva. Tras cuarenta días y cuarenta noches de lluvia el sol sale y Noé envía una paloma, momento que recoge Gustavo Doré en la imagen.
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Griegos
La mitología griega recoge no uno sino tres grandes diluvios con los que los dioses dieron fin a tres grandes edades. El más similar al mito bíblico es el segundo de ellos, el de Deucalión. Advertido por su padre, el titán Prometeo, Deucalión construyó un arca con la que salvó a su familia. Pasado el diluvio -en este caso de nueve días y nueve noches- se dirigió al oráculo de Delfos para saber como repoblar el mundo. La sorprendente respuesta fue que debían lanzar piedras por encima de sus hombros. Las que lanzaba él se convertían en hombres y las de su esposa Pirra en mujeres, momento que recoge la pintura de Giovanni Maria Bottalla, que se guarda en el Museu Nacional de Belas Artes de Río de Janeiro.
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Musulmanes
Como otros muchos aspectos de la tradición judeo-cristiana, Noé es recogido en el Corán -concretamente en las suras 29 y 54-, en las que se incluye una breve narración del diluvio como castigo de Alá por la impiedad de "el pueblo de Noé". El relato es mucho menos detallado que en la Biblia pero después algunos estudiosos musulmanes desarrollaron más detenidamente la historia, con detalles como que Noé paso cinco o seis meses en el Arca o que en lugar de enviar una paloma mandó un cuervo. En la imagen, una miniatura en una historia islámica del mundo hecha en Afganistán que se conserva en el museo The David Collection de Copenhague.
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Masais
No pocas culturas africanas recogen entre los mitos de sus tradiciones orales el del gran diluvio, entre ellas una de las más conocidas, la masai, que reproduce casi al pie de la letra el mito de Noé, incluyendo tanto el arca como la paloma
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Hindúes
El mito hindú del diluvio tiene dos protagonistas: uno divino y otro humano. El primero es Matsya, una de las formas de Vishnu, el segundo tiene un nombre tan castizo como Manu. La primera referencia hindú a un gran diluvio está en el Shatapatha Brahmana, uno de los más antiguos textos sagrados de esta religión, redactado entre los siglos X y IX a.C. En esta primera versión Manu recogía en su arca las semillas de todas las plantas, pero en las posteriores se incluyen las parejas de animales e incluso los míticos Siete Sabios de los vedas, además de una lucha con un demonio que se recoge en la imagen que mostramos, procedente de un texto devocional
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Chinos
La principal característica distintiva de los mitos de las inundaciones en China es que no suelen relacionarse con la ira divina, sino más bien con causas naturales y con el control de los grandes ríos. El principal de estos mitos es el de la Gran Inundación, que se habría producido durante varias generaciones y se soluciona con una mezcla de medidas políticas, obras hidráulicas e intervenciones de seres mitológicos. También hay otros mitos como el de Nüwa, en la imagen, que reparó la cúpula celestial y detuvo grandes inundaciones con su cuerpo, mitad mujer mitad serpiente. La obra es del Chinese History Museum de Pekín.
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Hopis
La tribu hopi es uno de los grupos de nativos americanos que mejor ha sabido preservar su cultura, que tiene hondas raíces en el tiempo como demuestran lo petroglifos del Parque Nacional Mesa Verder, en la imagen. Una de sus explicaciones para la llegada de la cuarta era del mundo, en la que nos encontramos, es a través de una gran inundación de la que los justos habrían sido protegidos por la Abuela Araña -la deidad creadora del mundo- que los colocó en cañas huecas que sirvieron como barcos
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Mayas
La mitología maya incluye una gran inundación en un momento incluso anterior a la creación de la raza humana o, mejor dicho, a la raza humana en su forma definitiva. La historia es curiosa: los dioses crearon a los humanos de la nada, pero fracasaron en los primeros inventos, hechos a partir de barro en la versión inicial y de madera en las posteriores. Esta fracasada humanidad sería barrida por las aguas para dar paso a la definitiva, hecha a partir del maíz. En la imagen, un detalle de 'La iglesia' de Palenque
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Aztecas
Chalchiuhtlicue, la diosa azteca de los lagos y las corrientes de agua, era la soberana que dominaba el mundo en la era Cuatro-Agua. Un mundo cuyo cielo era de agua, hasta que ésta cayó sobre la tierra anegándola y obligando a los humanos a convertirse en peces. En la imagen, vemos la estatua de la diosa en el Museo Nacional de Antropología de Teotihuacán
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Fineses
Väinämöinen es el gran héroe de la mitología finlandesa que había circulado en tradiciones mayoritariamente orales hasta que en 1835 se reunieron casi todas las runas en el Kalevala editado por Elias Lönnrot. Su mito de la gran inundación, sin embargo, prácticamente no se recoge en el trabajo de Lönnrot, pero runas anteriores lo cuentan: el héroe es herido y la sangre que brota de su pierna anega el mundo. Por cierto, si la representación de Väinämöinen en la imagen -el anciano de largos pelo y barba blancos- les recuerda a alguien no es casualidad: Tolkien se inspiró en este héroe para el Gandalf de El señor de los anillos. El cuadro es de Akseli Gallen-Kallela y está en el Turku Art Museum.
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Mapuches
El enfrentamiento entre dos seres mitológicos con forma de serpiente, Trentren Vilu y Caicai Vilu, produce en la mitología mapuche la devastación y las inundaciones, después de que la segunda se indignase por el escaso agradecimiento de los hombres por todo lo que recibían del mar. La victoria tras una larga lucha fue para Trentren Vilu, protector de los hombres, pero no logró retornar la tierra a su estado primitivo. En la imagen, estatuas de Trentren y Caicai en Chiloé
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¿Y qué hay de cierto?
La existencia de todos estos mitos en tan diferentes culturas hace pensar que detrás de ellos puedan esconderse acontecimientos reales. Amén de sucesos catastróficos de carácter local, algunas posibilidades a las que los expertos apuntan para un relato global son la subida del nivel de los mares tras la última glaciación o, aunque sobre esta hay una fuerte controversia, el "llenado" Mar Negro con agua del Mediterráneo, que habría hecho retroceder cientos de kilómetros la línea de costa y que, según algunos científicos, podría haber sido muy rápido y, por tanto, tremendamente catastrófico
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