
Vamos a empezar por lo obvio, y así nos lo quitamos de encima. Los relatos sobre la Fundación supusieron la consagración de Isaac Asimov durante los primeros años de su carrera y siguen siendo, junto a sus relatos de robots, lo que hay que leer de él si no tenemos mucho tiempo. Cuenta la leyenda que, mientras se dirigía a ver a su editor, concibió la idea de adaptar en formato de ciencia ficción el libro que estaba leyendo en ese momento, La historia de la decadencia y caída del Imperio Romano de Gibbon, porque odiaba reunirse con John C. Campbell sin nada bajo el brazo. Ya en los 80 escribió secuelas y precuelas que, si nos gusta mucho esta trilogía podemos leer, pero que son mucho más prescindibles. | Alamut