LD (EFE)
"Vamos a combatir sin cuartel las actividades de las fuerzas hostiles y destructivas, las etnias separatistas y los terroristas en el 2002", advierte Luo Gan, miembro del Departamento de Política del Comité Central del Partido Comunista Chino (PCCh), en declaraciones reproducidas por la agencia estatal
Xinhua
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Para Luo, "ya ha llegado la hora de emprender con rapidez reformas judiciales y asegurar la estabilidad social de cara al XVI Congreso del PCCh", que se celebrará en septiembre del 2002 y que supondrá la despedida de Jiang Zemin como presidente, ya que el gobernante habrá cumplido los dos mandatos permitidos por la Constitución.
Los atentados del 11 de septiembre en EEUU han provocado preocupación entre los diplomáticos occidentales en Pekín, ya que se extiende la idea de que los comunistas tienen un concepto muy particular del terrorismo, lo que se agrava con las prácticas legales de este país, donde no existen los derechos humanos. Según informes de Amnistía Internacional (AI), en China es frecuente la práctica de la tortura en las cárceles (hay documentos sobre violaciones de monjas budistas acosadas por perros de presa); de condenas, muchas veces de disidentes, sin abogado defensor; y de tratos inhumanos en los "laogais" (campos de trabajos forzados).
A esto se une un promedio de 4.500 delincuentes -desde políticos que malversaron sumas millonarias hasta pobres campesinos que robaron bicicletas- que son ejecutados anualmente de un tiro en la nuca, normalmente en lugares públicos como campos de fútbol.
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Para Luo, "ya ha llegado la hora de emprender con rapidez reformas judiciales y asegurar la estabilidad social de cara al XVI Congreso del PCCh", que se celebrará en septiembre del 2002 y que supondrá la despedida de Jiang Zemin como presidente, ya que el gobernante habrá cumplido los dos mandatos permitidos por la Constitución.
Los atentados del 11 de septiembre en EEUU han provocado preocupación entre los diplomáticos occidentales en Pekín, ya que se extiende la idea de que los comunistas tienen un concepto muy particular del terrorismo, lo que se agrava con las prácticas legales de este país, donde no existen los derechos humanos. Según informes de Amnistía Internacional (AI), en China es frecuente la práctica de la tortura en las cárceles (hay documentos sobre violaciones de monjas budistas acosadas por perros de presa); de condenas, muchas veces de disidentes, sin abogado defensor; y de tratos inhumanos en los "laogais" (campos de trabajos forzados).
A esto se une un promedio de 4.500 delincuentes -desde políticos que malversaron sumas millonarias hasta pobres campesinos que robaron bicicletas- que son ejecutados anualmente de un tiro en la nuca, normalmente en lugares públicos como campos de fútbol.
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