Durante una rueda de prensa, Carney afirmó que las medidas de represalia se centrarán en causar el máximo impacto posible en los intereses estadounidenses, mientras que se minimizará el daño en Canadá.
Carney también destacó que la respuesta canadiense no se limitará a represalias comerciales inmediatas, sino que incluirá un esfuerzo a largo plazo para "construir una nueva economía" que se desvincule progresivamente de la influencia de Washington. El primer ministro advirtió que este proceso llevará tiempo, pero insistió en que es necesario para fortalecer la autonomía económica de Canadá y reducir su dependencia de Estados Unidos.
Estas declaraciones se producen en medio de un creciente enfrentamiento comercial entre los dos países, lo que ha generado incertidumbre en sectores clave de la economía canadiense. Mientras tanto, Carney ha asegurado que las medidas adoptadas serán estratégicas y eficaces para proteger los intereses de Canadá sin dañar excesivamente su economía interna.