A estas alturas ya lo sabrán todos ustedes, pero por si acaso se lo repito: varios de los principales cargos de la administración Trump, desde el vicepresidente hasta el secretario de Defensa, montaron un grupo en la aplicación de mensajería Signal para discutir el inminente bombardeo contra los hutíes en Yemen en la que un miembro del equipo del asesor de Seguridad Nacional, Michael Waltz, incluyó por error al director del Atlantic Jeffrey Goldberg.
Desde entonces se han intentado justificar a sí mismos asegurando que no se divulgó información clasificada en ese chat, que la aplicación de Signal cumple con los protocolos de seguridad y de registro requeridos por el Gobierno y que no tuvo consecuencias sobre la seguridad nacional, dado que Goldberg, pese a ser un conocido crítico de Trump y sus cuates, está a favor de la defensa de Israel y por tanto de la operación contra los hutíes. Pero nada de eso debería importar. Alguna cabeza debería rodar por esto si Trump no quiere que su segundo Gobierno imite uno de los peores rasgos de su predecesor: el de no cesar nunca a nadie por nada.
Naturalmente, esto no implica que haya que echar a nadie porque sí, pero es imposible que a lo largo de cuatro años ningún subordinado no la cague pero bien. Y si no se castigan ni siquiera los errores flagrantes terminas incentivándolos, porque no tienen consecuencias para quienes los cometen. Aun cuando este ridículo que pinta al Gobierno de Trump como una pandilla de aficionados y que desvela conversaciones internas a las que nadie fuera del Ejecutivo debería tener acceso, si Trump no se planta y despide a alguno de los responsables estará plantando las semillas de una metedura de pata aún más gorda en el futuro que, esta sí, podría tener consecuencias mucho peores para Estados Unidos y para su gobierno. La cabeza de turco que parece más apropiada es la de Waltz por ser el responsable de quien fuera que metió a Goldberg, si es que no lo hizo él mismo, pero podría ser cualquier otro por no comprobar quién está en un chat en el que se habla de asuntos de este calibre.
Aunque ahora mismo Trump parezca de teflón y siga contando con un apoyo popular mucho más alto que en su primer mandato, nunca se sabe qué decisión, qué error va a suponer que puedas hundirte. En el caso de Biden fue la desastrosa retirada de Afganistán; Trump tiene tantos frentes abiertos que cualquiera podría serlo en cualquier momento; cometer errores no forzados de este calibre debería penalizarlo con severidad. Pero no, ha decidido que Waltz "ha aprendido la lección". No está muy claro cuál.