Donald Trump ha anunciado su intención de restaurar la relevancia del Día de Colón en Estados Unidos, destacando exclusivamente a la comunidad italoamericana. Esta decisión ha generado cierta molestia en España, dado que para nosotros es el día de la hispanidad, pero en Estados Unidos el 12 de octubre ha sido tradicionalmente una festividad impulsada por los italoamericanos. A finales del siglo XIX y principios del XX, esta comunidad promovió la celebración por aquello de que Colón es supuestamente genovés. Durante la presidencia de Franklin D. Roosevelt, la fiesta adquirió un estatus semioficial antes de la Segunda Guerra Mundial. Desde la década de 1970, se fijó como fecha oficial el segundo lunes de octubre, siguiendo la práctica estadounidense de ajustar ciertas festividades a un día de la semana fijo en lugar de una fecha concreta.
No está del todo claro qué implica la propuesta de Trump de "recuperar" el Día de Cristóbal Colón, ya que la festividad conserva legalmente el mismo estatus que ha tenido durante décadas. Aunque es una fiesta federal, numerosos estados y ciudades optan por no celebrarla. En su lugar, muchos conmemoran el Día de los Pueblos Indígenas, generalmente por razones ideológicas, especialmente en ciudades y estados con mayoría demócrata, donde consideran a Colón como un símbolo de la colonización de América. Para ciertos sectores de la izquierda, su llegada no se considera un motivo de celebración porque tienen una visión idealizada de los indígenas, obviando detalles menores de aquellas civilizaciones como, por ejemplo, los sacrificios humanos. Desde su punto de vista, la llegada de la civilización occidental al continente americano no es un hito a conmemorar, sino a lamentar.
La controversia en torno a Colón no es reciente, pero se ha exacerbado desde 2020, cuando los vándalos del BLM también pusieron el foco en él, derribando estatuas del navegante y realizando actos simbólicos en su contra. Es probable que la iniciativa de Trump no busque cambios legales concretos, sino promover celebraciones específicas en ciertas ciudades o impulsar actos fomentados por el gobierno federal. Más allá de esto, la propuesta parece ser un guiño político a la comunidad italoamericana, presentándose como su defensor frente a un Biden que impulsó el Día de los Pueblos Indígenas.
En esencia, la iniciativa de Trump aparenta ser una estrategia para ganar popularidad entre un sector específico del electorado, sin que vaya más allá que mostrarse públicamente en uno de los dos bandos de esta batalla específica dentro de la guerra cultural que libra Estados Unidos y, en general, Occidente.